Un mandato difícil de cumplir en nuestros días donde discusiones, grietas y discriminaciones pueblan al mundo. Un hecho ocurrido en Alemania inspiró al realizador Mauro Mancini y a su coguionista Davide Lisino al origen de esta película. En la ficción, un cirujano, descendiente de un sobreviviente del Holocausto, no cumple con su juramento y deja morir a un hombre, víctima de un accidente de tránsito, cuando descubre que en su pecho tiene tatuada la cruz esvástica. Su acto no tiene consecuencias sociales ni legales, pero lo llena de culpa. Por eso busca y se conecta, sin contar lo que ocurrió, con los tres hijos de ese hombre. Contrata a la mayor para la limpieza de su casa y soporta amenazas y golpes del racista que resulta el hermano. Distinta circunstancias hará que los socorra en situaciones límites que ponen negro sobre blanco las ideas de skin head y su sacrificio. Una interesante reflexión que plantea las diferencias sociales, la violencia imperante, el desprecio por los inmigrantes. Bien actuada por Alessandro Gassman.