Checco, es un hombre italiano que vive en un pueblo pequeño y cuasi paradisiaco de Italia, y tiene algo que todos sus vecinos quieren: Un puesto fijo. Su trabajo en la administración pública tiene la característica de ser perpetuo, convirtiéndolo, en su mente y en la que los rodean, en un semi dios. Todo esto se ve amenazado por una reforma estatal, y el, bajo ningún concepto, va a renunciar a su titulo de “nobleza”.
Esta comedia es, al momento de su estreno, la más taquillera de la historia de Italia. Y esto se debe a que toca temas muy cercanos a esa sociedad, que a su vez, son muy cercanos a la nuestra.
Esa idea del trabajo perpetuo, del cual no te pueden echar sin importar lo que hagas, es inentendible para alguien que no viva en Italia, Argentina, o algún lugar con una sociedad similar. Y en eso se ancla la historia, un hombre que bajo ningún concepto renuncia a su preciado tesoro: su puesto fijo.
Siempre cercana al absurdo, la película es muy divertida. Si bien se repite varias veces en los gags, no deja de ser entretenida, y a medida que pasan los minutos, nos vamos de alguna manera encariñando con Checco, al punto de ponernos de su lado, en esta suerte de cruzada ideológica.
En resumen, una manera entretenida de pasar una hora y media, y de alguna manera, sentirnos identificados, o por lo menos, reconocer a alguna persona cercana, ya que todos tenemos un Checco cerca.