En el 2016 el director uruguayo Fede Álvarez había sorprendido con su segundo largometraje en Hollywood (tras aquella digna remake de «The Evil Dead» de 2013), titulado «Don’t Breathe» y que representaba uno de aquellos films del estilo de «Home Invasion» pero con una vuelta de tuerca. Esta vez los jóvenes ladrones que entraban a realizar un aparente «atraco perfecto» en la casa de un solitario no vidente, terminarían siendo las víctimas al darse cuenta de que el ciego en realidad era un veterano de guerra psicópata y con sed de venganza. Aquella película de bajo presupuesto demostró ser un éxito en taquilla y no tardó en confirmarse su secuela.
Al principio Fede Álvarez iba a ser el encargado de sentarse nuevamente en la silla de director, pero finalmente fue el turno de Rodo Sayagues, su compatriota y socio. Una secuela de esta película se veía como una mala idea porque probablemente iba a resultar repetitiva y redundante. Las primeras reseñas tampoco dieron demasiada esperanza con lo que podríamos llegar a encontrarnos en este nuevo capitulo de «The Blind Man» (así es como se acredita al personaje interpretado por Stephen Lang). No obstante, tanto Sayagues como Álvarez (ambos guionistas de la película) le encontraron nuevamente una aproximación fresca y novedosa que hace que esta secuela se mantenga por sí misma a pesar de ser inferior a la original.
El largometraje se sitúa varios años después de los eventos de la primera película, y esta vez se centra en el personaje del ciego que parece estar llevando una vida tranquila y apacible en su residencia junto a su pequeña hija Phoenix (Madelyn Grace). Sin embargo, el oscuro pasado del veterano tocará nuevamente a su puerta y el hombre deberá luchar por su supervivencia y la de la niña. Resulta interesante el enfoque que Sayagues le dio a esta película, ya que esta vez el protagonista es el villano de la entrega anterior, y su rol pasa a ser más el de un antihéroe. Obviamente que sigue siendo un individuo moralmente cuestionable, pero uno llega a empatizar con él, por todo lo que sufrió (su arco tiene más desarrollo en esta entrega) y además por sus acciones para rescatar a Phoenix, un vínculo que guarda muchas sorpresas a medida que avanza el relato.
Nuevamente contamos con un tratamiento visualmente interesante, donde se destaca una dirección de fotografía bastante atractiva y expresiva, junto a una puesta de cámara elegante y funcional. Incluso durante la entrada de los «villanos» a la morada del personaje de Lang, somos testigos de un elaborado plano secuencia que no solo se luce a nivel técnico sino también que cumple con una función narrativa que enriquece y adorna al relato. Sayagues demuestra ser un narrador sólido y realiza una dirección más que acertada que parece ir bastante en consonancia con la de su socio Fede Álvarez, manejando los mismos códigos narrativos. Por otro lado, esta entrega no demuestra timidez a la hora de retratar la violencia con una mayor dosis de gore y siendo más grafica que su predecesora.
«No Respires 2» resulta ser una secuela más que digna y entretenida que se beneficia de un enfoque diferente logrando distanciarse un poco de los acontecimientos de la original y sirviendo como un nuevo vehículo para el lucimiento de Stephen Lang. Además, al igual que la primera logra generar una atmósfera opresiva y angustiante que crea una tensión asfixiante que no te dará respiro hasta el final.