En “No Respires 2” se abordan terrenos de acción y violencia, en detrimento del desarrollo de historia y personajes. Es un juicio de valor, pero también una declaración de principios. Comparativamente con su film antecesor, se prescinde aquí del factor silencio, y la vital importancia de este para la versión original. Es, entonces, una especie de paradoja la que guía los designios del hombre ciego, a su regreso. Stephen Lang ofrece la rudeza total, colocando ante nuestros ojos a un personaje de cualidades macabras. La maldad posee diferentes perfiles, sin embargo, el pasado interferirá los planes. El punto inicial de esta saga construyó un villano que provino de la pérdida. Moralmente cuestionable, el extremo de lo tolerable y lo retorcido de la locura es lo que conduce a un punto sin retorno. ¿Comprendemos la oscuridad de un hombre que busca satisfacer un vacío? Es así como su antecesor largometraje se preocupó por instituir a una figura que consiguiera expiar sus pecados, funcional a una secuela no menos que esperable. Podemos palpar el estilo estético de Fede Alvarez, aquí relegado a labores exclusivas de escritura. Prestemos atención al apartado de fotografía, en simbolismo cromático de tan ambigua propuesta. El otrora espeluznante uso del silencio es relegado, prefiriendo el retrato seco y directo de un monstruo tratando de redimirse. “No Respires 2” presenta un paradigma en donde no existe el lado inocente, percibimos que abunda la corrupción de modo rizomático: una banda delictiva con intenciones macabras y una niña utilizada como elemento de redención sazonan la propuesta. ¿Quién va a protegernos del caos imperante? Allí, un extraño valor de paternidad otorga, a primera vista, impensada vulnerabilidad al malvado de turno. La narrativa paga un alto caro precio por un afán de redención que sacrifica credibilidad. Violenta, sangrienta y gráfica, el shock infligido en el espectador redondea las intenciones de un mero producto industrial, que asegura el sádico entretenimiento. Con tradicionalismo se ejecutan escenas de acción, la virulencia es la columna vertebral del film. Existen ciertas incongruencias para clausurar la historia, permeables a conveniencias a fin de disimular el costado más inverosímil del guión. La lógica no es un personaje que haya sido invitado a este pandemonio.