Vuelve el caso del gato y el ratón, y el ratón vuelve estar ciego. No respires 2 es más de lo mismo, pero ahora el que debe salir, después de atender a otros muchachos que quieren algo que posee, es el Hombre Ciego.
Que ahora, sí, tiene nombre. Y se llama Norman.
El bueno de Norman (veremos que no era tan bueno en el pasado), tras lo acontecido en la primera No respires ha adoptado como propia a una niña que quedó huérfana tras un devastador incendio. Norman vive en una casa, pero con suficientes recovecos entre la planta baja, el primer piso y el sótano, que para venderla o alquilarla le costaría hasta a él contar las habitaciones y comodidades, y una huerta aledaña, bajo techo.
Pero este excombatiente, si ya era anciano en la primera, como No respires 2 transcurre “varios años más tarde”, está un poco más gastado. Pero no ha perdido ni una sola maña, ni una sola cana.
Ni tampoco esa camiseta blanca, sin mangas. Frío se ve que no pasa.
Y tampoco pasa nada novedoso en esta secuela.
Pensé que se trataba de un cieguito
Aquellos que tengan recientemente vista No respires, o guarden una memoria más o menos prodigiosa, van a recordar algún rostro en el elenco, no solo el de Stephen Lang, el protagonista, que fue (y volverá a serlo en las cuatro secuelas) el malvado coronel Miles Quaritch de Avatar.
Y si no se acuerdan, o no vieron No respires, no importa. Puede entenderse sin haber visto la primera.
Por la TV se ve (Norman lo escucharía) que hay un siniestro hombre que atormenta la zona con tráfico de órganos. Sin decir mucho más, porque hay un par de vueltas de tuerca en el guion, los malos, que por ahí dicen que son, como Norman, excombatientes, pero de distintas guerras, querrán ingresar a la casa de Norman y Phoenix (Madelyn Grace). Tienen sus razones, pero tampoco vamos a adelantarlas.
Lo que sí podemos adelantarles es que la película está dirigida por otro uruguayo, Rodo Sayagues, que fue productor y guionista de la primera, y guionista de Posesión infernal de su compatriota Fede Alvarez, que aquí solamente escribe y produce.
Y el otro que produce es Sam Raimi. Atentos.
Rodada mayormente en Serbia y con exteriores en Michigan, Estados Unidos, entre agosto y el 8 de octubre del año pasado, más que por razones presupuestarias seguramente por restricciones imperantes en los Estados Unidos por el coronavirus, No respires 2 es mucho más gore que su antecesora, y tiene un morbo que puede crispar los nervios.
No tanto por lo que se ve, sino por un giro de la trama.
Ah, y tiene una escena postcréditos. Para que no se vayan cuando empiecen los títulos finales. O sí.