Obra maestra del suspenso, con un villano inusual
El cine es imagen y sonido. Pero en "No respires", el director uruguayo Fede Alvarez tiene el desafío de llevar a sus personajes al mundo oscuro de un ciego, en el que además hay que limitar el sonido al mínimo, ya que un suspiro puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
El film se inspira claramente en thrillers de cieguitas en peligro como "Espera en la oscuridad", solo que el ciego encarnado por Stephen Lang no es Audrey Hepburn. Cuando los rateros van camino a robar su casa, uno se pregunta si no está mal aprovecharse de un no vidente, para colmo heroico veterano de la Guerra del Golfo. Pero este hombre es un tremendo psicópata, que además de la fortuna que le quieren robar, esconde en su casa un par de sorpresas nada agradables.
"No respires" es una obra maestra del suspenso, un auténtico tour de force cinematográfico en el que el productor Sam Raimi y el director Avarez potencian mutuamente su talento para conseguir resolver creativamente situaciones que parecerían imposibles de filmar. Cada rubro técnico de la película esta al servicio de este desafío para que cada recurso visual no resulte artificioso ni exagerado y que pueda ser aceptado con naturalidad por el espectador, que en el segundo acto del film ya empezará a verse arrastrado a un antológico experimento de tensión.
Stephen Lang, actor predilecto de Michael Mann, que en la serie "Historia del crimen" interpretaba al fiscal antimafia que termina convertido en el defensor del peor gangster, aquí se transforma en un villano para la historia, en un trabajo actoral que depende del más mínimo gesto, dado que el personaje apenas dice un puñado de frases. Sus contrincantes también son excelentes actores, especialmente la heroína Jane Levy. También se luce el perro lazarillo del ciego, a cuyo lado los Rotweilers de "La profecía" parecen más buenos que Lassie.
"No respires" es también un formidable ejemplo de producción, dado que Raimi obtuvo este éxito de taquilla con cuatro actores en un decorado casi único, que para bajar aún mas los costos maximizando la calidad técnica, fue filmado en un estudio de cine húngaro.
Un detalle esencial es apreciar esta película en pantalla grande, para no perder los sutiles detalles de los claroscuros extremos de la fotografía ni el extraordinario diseño de sonido que construyen estos 88 minutos del más imperdible suspenso.