Luego de volverse un fenómeno en YouTube con su corto "Ataque de pánico" (2009), el director uruguayo Federico Álvarez se convirtió en la joven promesa mundial del cine de terror. Tanto fue así que el mismísimo realizador Sam Raimi lo llamó para que se hiciera cargo de dirigir "Posesión Infernal" (2013), la nueva adaptación de "Evil Dead" (1981), una de las mejores películas de terror de toda la historia.
A esta altura, el montevideano no solo había cumplido su sueño de trabajar con uno de los directores más importantes del género, sino que además se transformaba en el realizador del momento. Para su siguiente acto, el uruguayo junto a Raimi, otra vez en el rol de productor, se descargan con "No respires" (2016), película que ya es descrita por la prensa especializada como una de las mejores proyectos de terror de los últimos años.
El film que costó tan solo US$10 millones -una verdadera bicoca- ya lleva dos semanas liderando la taquilla norteamericana, además de ser clamada por la crítica en festivales como SXSW y Fantasia Fest.
Alex, Rocky y Money conforman una banda de ladrones de Detroit que roban casas mientras sus residentes se encuentran ausentes. Luego de varios exitosos golpes, eligen su próxima víctima: el hogar de un veterano de guerra ciego que ha cobrado una millonaria indemnización. Pero, la tarea se transformará en una verdadera pesadilla cuando el anciano demuestre no ser tan indefenso como parece.
Si en las actuales películas de terror no hay lugar para la tensión, ya que lo que domina son los golpes bajos y el efectismo, acá estamos ante una historia cargada de intriga, tensión y sorpresa escapando de forma magistral a los tantos clichés dentro del género. Los personajes actúan de manera creíble, dejando en claro al espectador las razones por las cuales se toman cada una de las decisiones. Si se logra identificar al público con lo que los protagonistas hacen o dejan de hacer, el miedo surge efecto de forma inmediata, natural y efectiva.
Álvarez consigue darle forma final a un producto brillante y solido que demuestra un claro uso del estilo retomando varios elementos tradicionales del terror pero dándole otra elocuente forma, sin fantasma ni presencias diabólicas. Además, y no es un punto menor, el relato se cuenta desde la mirada de los supuestos villanos, que más temprano que tarde se convertirán de victimarios a víctimas.
Toda una aventura altamente recomendable para los amantes del suspenso y el terror, con una vuelta de tuerca final de lo mejor que se ha visto en el cine en varios años y que posicionan a Federico Álvarez como uno de los nuevos directores del cine de género a nivel mundial.