El uruguayo Fede Álvarez conquistó a Hollywood, primero, con su cortometraje viral “¡Ataque de Pánico! (2009), y después con “Posesión Infernal” (Evil Dead, 2013), la remake del clásico de terror de Sam Raimi.
Una vez más, con el padrinazgo de Sam y la colaboración del guionista Rodo Sayagues, Álvarez sorprende a todos con este thriller terrorífico que no necesita de espíritus malévolos ni Deadites para mantenernos al borde del asiento.
El charrúa se mete con el subgénero de “casa tomada”, pero en esta ocasión la víctima puede tornarse peligrosamente en victimario. Rocky (Jane Levy), Alex (Dylan Minnette) y Money (Daniel Zovatto) son tres jovenzuelos descarrilados que buscan dinero fácil para poder escapar del pueblito de mala muerte donde viven. El trío adolescente se dedica al allanamiento de morada y a robar chucherías, nada muy estrambótico que los pueda mandar a la cárcel durante varios años si los atrapan.
Las víctimas de sus atracos son cuidadosamente seleccionadas, casas coquetas cuyos dueños han contratado el sistema de seguridad del que, coincidentemente, está a cargo el padre de Alex. Los riesgos cada vez son mayores, pero este último “trabajo” podría darles el dinero necesario para el tan ansiado escape.
El objetivo, la casa de un ciego (Stephen Lang) bastante solitario, veterano de Irak que recibió una jugosa compensación tras la muerte de su hija en un accidente de auto. Ese es el botín que los chicos van a buscar durante la noche, convencidos de que se encuentra entre las cuatro paredes del lugar.
Sorteando varios obstáculos, logran entrar a la vivienda, dormir al único ocupante y comenzar la búsqueda del dinero. Al parecer, el ciego es un hueso bastante duro de roer. Alertado de los intrusos decide dar pelea y es ahí donde todo se empieza a descontrolar.
De repente el gato se convierte en ratón y comienza a ser cazado. El ciego tal vez haya perdido la vista, pero tiene las habilidades (y los recursos) de un militar entrenado que hará lo que sea para defender lo suyo.
“No Respires” (Don't Breathe, 2016) no se contiene a la hora de la violencia, pero su mayor atractivo es las tensiones y la atmósfera que logra crear entre los laberinticos recovecos de su (casi) único escenario. Álvarez y Sayagues no se quedan sólo en este juego del gato y el ratón y, de repente, sacan un par de ases bajo la manga para ponernos un poquito más los pelos de punta.
Los realizadores nos obligan, de alguna manera, a tomar partido y ponernos del lado de la víctima o los victimarios. El problema es que primero debemos definir quien es quien en este juego truculento y macabro.
“No Respires” no es, necesariamente, una obra mega original, pero sabe como tomar estos elementos tan comunes del género y redefinirlos para crear una historia llena de matices y momentos súper tensos. La idea es poner incómodo al espectador y lo logra, haciendo honor a su título y quitándonos el aliento cada dos segundos. Acá no hay buenos ni malos (todos tienen sus muertos en el ropero), y parecen tener una justificación para sus actos más oscuros. Queda en nosotros decidir desde qué lado nos plantamos y por quién hinchamos en esta película de “casa tomada” que pronto se convierte en una sangrienta cacería.