Calladitos y quietos
El terror llega desde Uruguay de la mano del director Federico Álvarez y el guionista Rodolfo Sayagués con "No respires". Un grupo de amigos asaltan la casa de un hombre rico, y ciego, pensando que lograrán el robo perfecto. Están equivocados.
Un grupo de amigos se dedican a robar casas planificadamente: Alex (Dylan Minette) tiene llaves y controladores de alarmas de la empresa de seguridad en la que trabaja su padre. Es por ello que para Rocky (Jane Levy) y Money (Daniel Zovatto) no les cuesta mucho trabajo, más que algún otro contacto para llevar a cabo los hurtos. Para no calificar como robo mayor en caso de que los atrapen, solo sustraen de los domicilios objetos de valor pero que nada supere los 10 mil dólares.
Todo cambia cuando la situación personal de Rocky hace que vayan por el botín de una casa en la que saben que hay efectivo por más de 300 mil dólares, aunque Alex primero se niegue por las consecuencias que podría traer pero accede porque piensa que ese dinero puede salvar a la chica que le gusta.
El objetivo es sencillo, un ciego (Stephen Lang) en una casa que no vale mucho ni tiene un gran sistema de seguridad. Pero por subestimar a la víctima y la situación, se encontrarán con más problemas que los que tenían antes de entrar en la propiedad.
“No respires” hace referencia desde su título al estar frente al peligro y tener que evitarlo dejando tiesa hasta la última de tus células para no sufrir las terribles consecuencias de estar sin escapatoria y sin lugar al cual moverte.
Esa tensión se vive durante todo el filme, que trascurre la mayor parte del tiempo dentro de la casa del ciego, que, por cierto, es un militar retirado con nada que perder. Caminar dentro de esa casa de pisos de madera vieja, que rechinan con eco en la noche plena de un barrio desolado, o intentar abrir alguna puerta repleta de candados se transforma en un mortal juego de escape.
El director uruguayo Federico Álvarez, que se hizo famoso por un cortometraje de ciencia ficción hecho con pocos recursos, está obligando a todos a prestarle atención con las buenas y cada vez mejores propuestas cinematográficas que tiene entre manos.
Lo cierto es que el cineasta no inventa ningún género, pero enseña como se pueden llevar a cabo buenos proyectos, con aires renovados, con las mismas herramientas y efectos que cualquier otro artista tiene a disposición. Un gran estreno del año para ver calladito en la butaca y sin respirar hasta el final.