No se aceptan devoluciones

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Una comedia dramática que fracasa en ambos frentes.

Es muy poco frecuente que una película mexicana tenga un estreno comercial en nuestro país. Las pocas veces que se dió fue cuando el titulo en cuestión batió los records de taquilla en su país de origen, como fue el caso de Amores Perros o El Crimen del Padre Amaro. Ahora desembarca No se Aceptan Devoluciones, debut cinematográfico de la personalidad televisiva mexicana Eugenio Derbez, que cosecho un gran éxito no solo en su país sino en el exigente mercado norteamericano.

No obstante el titulo a reseñar es el endeble intento de un realizador de querer ser Roberto Benigni o Charles Chaplin (como reza el propio realizador en la gacetilla de prensa), solo para terminar entregando un producto que resulta ser la antítesis absoluta de ambos.

¿Cómo esta en el papel?

No se Aceptan Devoluciones cuenta la historia de Valentín Bravo, un mujeriego solterón que se da la gran vida en las playas de Acapulco. Pero un buen día, uno de estos affaires se le presenta en la puerta de su edificio con una bebe de un año y medio. Le pide diez dólares para el Taxi y, para hacer corta una historia larga, abandona a la nena con él para irse a Los Ángeles. Cuando caen en dicha ciudad, descubren que la madre se ha ido, y no le queda otra que quedarse en esa ciudad donde consigue un trabajo como doble de riesgo. El problema surgirá siete años más tarde cuando vuelva la madre a recuperar la tenencia de su hija.

El guion de la película no hace agua, llega ahogado de entrada. Tiene agujeros en la trama por los que puede pasar un camión cisterna con un tanque australiano atado. Tiene tantos problemas de verosímil que se puede sacar un promedio por minuto.

Los momentos cómicos no hacen reír en lo mas mínimo, y no porque se usan muchos coloquialismos mexicanos; al contrario, todos los “chistes” son bastante universales. Pero no causan NADA pero absolutamente NADA de gracia. NADA.

Como si esto fuera poco, las situaciones dramáticas oscilan entre lo empalagosamente meloso, y una sucesión de golpes bajos a los que patéticamente tratan de disfrazar como “sorpresivos” giros de guion.

¿Cómo está en la pantalla?

Por el costado actoral, como si Eugenio Derbez no tuviera suficientes problemas como guionista y director, su interpretación tiene el gravísimo problema de no poder cambiar de registro de una forma creíble. Es como si estuviera en modo comedia todo el tiempo, y se hubiera olvidado de cambiar el switch al modo dramático. Con el resto de los intérpretes no me voy a meter porque si no logran destacar pasa mas por las debilidades de la historia que por sus habilidades. Curiosamente, lo mejor a nivel interpretativo, es Loreto Peralta, quien da vida a la hija de su personaje.

La parte técnica está bien. ¿Pero cuanto puede servir eso cuando todo lo demás esta desperdiciado?

Conclusión

No se Aceptan Devoluciones es una comedia que no hace reír en lo mas mínimo, mientras que como drama oscila entre el golpe bajo más extremo y los momentos más melosos que uno se pueda imaginar. No le puedo decir que no la vea, lector, pero si le voy a decir que suba bajo su propio riesgo y lo piense mucho antes de hacerlo.