Buenismo pueblerino
El protagonista de esta calculada comedia francesa es un señor argelino que tiene un enorme cariño por su vaca y que viaja desde Argelia a Paris con su querido animal para participar del Salón de agricultura. Ese comienzo da el puntapié para el arranque de una road movie que festeja el buenismo pueblerino con un nivel de paternalismo que por momentos es intolerable. La mayor parte del tiempo la película muestra sus costuras y denota sus intenciones de conmover con simpatía demasiado estudiada al espectador. Alguna sonrisa podrá conseguir el relato pero no mucho más. El exagerado título local subraya los peores defectos del film y contradice su única virtud: la simpleza de gran parte de su metraje. Sin embargo, esa simpleza se ve afecta por momentos, cuando el relato necesita llegar a una cierta cantidad de minutos y agrega conflictos que nada suman. Como llegan estas películas a la pantalla grande es un misterio que no vale la pena analizar, por lo pronto su postergado arribo a la Argentina la hace más cercana a la pantalla chica que a los cines. En ninguno de los dos casos vale la pena.