A favor de esta película de terror surcoreana se puede decir que el director Jung Huh intenta apelar a tradiciones y mitos locales para lograr originalidad. El problema es que "Mimic" mezcla demasiadas cosas y al final tantos elementos provocan una historia deshilvanada y llena de subtramas que no terminan de cerrar.
El argumento gira en torno a un ser sobrenatural, un espíritu maligno que imita las voces humanas y logra capturar sus almas en una especie de posesión. Una familia que ya ha tenido malos tiempos en Seúl -su hijito se perdió y la abuela tiene problemas mentales- se muda a una zona rural donde pronto empezará a experimentar cosas raras, incluyendo la aparición de una niña perdida que asegura llamarse igual que su propia hija. La abuela empieza a tener actitudes homicidas y, cada tanto, aparecen ancianas asegurando que tienen que abandonar el lugar cuanto antes.
En medio del caos hay varias escenas aterradoras, pero los climas cambian permanentemente y, por otro lado, la absoluta falta de sentido del humor no ayuda. Lo más interesante son las superposiciones de diálogos de personajes adultos dichos por niños, lo que da un toque bastante siniestro.