No sigas las voces es una película inspirada por una popular leyenda urbana de Corea del Sur sobre un mítico monstruo que habitaría en las montañas de Busan.
La criatura conocida como Jangsan Tiger tiene la particularidad de atraer a sus presas generando sonidos que emulan voces humanas y por más extraño que suene, en ese país hay gente que está convencida que el monstruo existe y no se lo toman en chiste.
Era inevitable que en algún momento hicieran una película al respecto y la tarea quedó en manos del director Jung Hu. Un cineasta joven que hace unos años tuvo un muy buen debut con el thriller de acción Hide and Seek, que el 2013 brindó un buen entretenimiento.
En su nuevo proyecto intentó explorar el género de terror y lamentablemente el resultado no es bueno. Frente a otras grandes producciones de este estilo que presentó el cine coreano en el pasado, como Dos hermanas, Hansel y Gretel y Living Death, No sigas las voces resulta una propuesta olvidable.
Queda la sensación que el director Hu no se comprometió totalmente con la idea de construir un relato de horror y contaminó la propuesta con un exceso de melodrama que opaca el atractivo que tenía la leyenda urbana. Hay mucho llanto pero pocos sustos y grandes momentos de suspenso.
La primera hora es bastante aburrida y el argumento se dispersa en varias subtramas, como la enfermedad de la madre de la protagonista, que poco tienen que ver con el conflicto central.
Muchos personajes secundarios no tienen un rol definido y los elementos de horror llegan tarde para levantar el tono soporífero que prima en el relato.
Es una lástima porque la historia del monstruo de Busan era interesante y podía haber generado una buena película de terror, pero la labor de Jung Hu en esta ocasión no termina de convencer.
Esos buenos momentos de tensión que tenían su ópera prima acá brillan por su ausencia.
Si sos seguidor del cine coreano se deja ver pero no es lo más destacado que surgió entre las propuestas de ese país.