La identidad en cuestión
En Chile, y durante un día de invierno de 2011, Olivia recibe un mensaje telefónico para Lorena reclamándole una deuda impaga. ¿Pero quién es Lorena?, se pregunta esta mujer solitaria y triste que nunca conoció a nadie con ese nombre. Cuando las llamadas telefónicas se repiten una y otra vez, Olivia, que desea convertirse en actriz, comenzará a indagar en su entorno para descubrir quién es en realidad la destinataria de esos pedidos que se hacen cada vez más perentorios.
Así su pequeño mundo, en el que caben nada más que la enfermedad terminal de su madre y una relación amorosa de años ahora quebrada, se irá convirtiendo en un oscuro e intrincado laberinto dentro del cual ella necesita defender su identidad y emprenderá un largo camino para hallar a esa Lorena Ruiz cuyo nombre empieza a resonarle cada vez con más ahínco en la cabeza y en el alma.
Amenazada por un sistema que ya no la reconoce, Olivia transitará calles y lugares extraños para descifrar el misterio de esa mujer que alguien, a sabiendas o no, la llama Lorena. Y así conocerá a una serie de personajes que, poco a poco, irán descubriendo una respuesta que ella necesita saber para que la paz vuelva a su vida solitaria.
La directora y coguionista Isidora Marras logró insertarse con gran pasión en ese personaje necesitado de calor y de afecto quien tratará de resolver su angustia en medio de un círculo que la discrimina y la torna todavía más insegura en su existir cotidiano. Loreto Aravena supo poner todo su fervor en esa muchacha arrinconada por las circunstancias, mientras que el resto del elenco aportó la necesaria calidez para que el film, que cuenta además con un correcto nivel técnico, se convierta en un trozo de dolor y de amargura para alguien que va perdiendo no sólo su identidad, sino también su necesidad de ser feliz algún día.