Un mapa de corazones rotos
Con una dosis de audacia y sinceridad, esta ópera prima de Federico Finkielstain viene a actualizar el panorama de la comedia romántica nacional, situándose más bien en el lado oscuro del corazón. Amores clandestinos y parejas rutinarias, causa y consecuencia de un generalizado malestar afectivo por los que atraviesa una generación que hasta ahora ha sido más reflejada por la televisión que por el cine, la película enciende sus cámaras en el momento en el que comienzan a resquebrajarse las apariencias, para observar conflictos amorosos en parejas reconocibles de estos tiempos, donde el sexo resulta ser la manifestación más evidente del desajuste.
Construida como una película coral en que las historias se entrecruzan, existen en el guion dos situaciones afectivas triangulares que se abrirán y decantarán en busca de alguna salida. Sus protagonistas tienen un denominador común: ninguno está conforme con quien tiene al lado. La rutina y la falta de pasión muestran -a veces con humor- sus aristas dramáticas interesantes y reconocibles en este retrato generacional que describe un estado de insatisfacción generalizado pero también un intento de superar temores y apostar por el cambio.
Impronta televisiva
Bajo la pretensión de bucear en la intimidad amorosa y con un buen desarrollo de los conflictos entre los personajes, el debut cinematográfico de Federico Finkielstain acierta en el ritmo con que se desarrollan las diferentes situaciones, aunque en gran parte queda atrapado en una impronta televisiva que afecta búsquedas estéticas.
Una falla de la película no tiene que ver con su idea conceptual ni con el aporte del elenco (que es muy sólido) sino con las limitaciones de la puesta en escena. Si lo interesante de “No te enamores...” es la crudeza con que se presentan los conflictos sexuales, paradójicamente éstos no se filman bien: un montaje desprolijo y una luz imprecisa y planos anodinos deslucen esos momentos a contrapelo de la actitud franca y directa con que el director quiere exponer la intimidad de sus criaturas.
También la película establece un marcado recorte sobre la realidad -si bien asoman algunas referencias a otras cuestiones- el sexo parece ser el único origen y síntoma de los conflictos y lo social se reduce al deambular por una Buenos Aires de postal situada en Palermo Soho, un micromundo cool a salvo de las otras violencias.
Grandes secretos, pequeñas historias
“No te enamores...” es una película despareja, cuyos momentos de genuina emoción alcanzan a tapar sus defectos más evidentes. Dejando de lado sus simplificaciones, el filme funciona eficazmente como retrato generacional. Una película que resulta por momentos fresca y creíble, nada prejuiciosa y que expresa con desparpajo conductas muy actuales y por lo tanto reconocibles e identificables.
Los registros cómicos y costumbristas están más logrados que la indagación de los sentimientos. El drama se canaliza, por momentos, a través del humor, aunque situaciones inicialmente cómicas terminan dando lástima.
Con momentos de emotivas verdades, esta comedia de color ambivalente tiene uno de sus puntos más fuertes en el buen elenco integrado por exponentes de una nueva generación de actores como Violeta Urtizberea, encargada de las más frecuentes intervenciones humorísticas junto a una imperdible Anita Pauls, en el rol de paciente psicótica. También son meritorios y disfrutables los roles de Pablo Rago, Pfenix y sobre todo Julieta Ortega en un personaje muy intenso.