Encuentros y desencuentros
No te enamores de mí busca hacer un retrato sincero y franco de las insatisfacciones y deseos de un grupo de jóvenes que atraviesan, cada uno a su manera, diferentes crisis relacionadas con el amor, el sexo y la pareja.
Película coral con personajes que se cruzan e historias que se entrelazan, esta opera prima de Federico Finkielstain se despega claramente de una intención infantil o lavada de los conflictos que trata.
La historia comienza de forma demasiado lineal y luego va volviéndose un poco más compleja. Los actores –a veces bien, a veces no tan bien– van lidiando con situaciones interesantes y adultas, pero con líneas de diálogo que no están a la misma altura. No se trata de diálogos que digan cosas importantes, sino que suenen creíbles y lógicos dentro de las diferentes escenas. La película plantea por momentos algo de humor, pero no lo hace con resultados muy positivos. El humor, de hecho, le da simpatía a personajes que luego se muestran miserables y convierte en tontos a personajes que luego deben ser el sostén final de todo el relato.
Todo lo mejor de la película está en el centro, cuando el juego se abre del todo y los conflictos son verdaderos conflictos que interesan y producen alguna reflexión. Pero luego las cosas se van rematando con demasiados lugares comunes, con situaciones que en comparación a lo visto son muy previsibles y trilladas y que apagan todo aquello que la historia había encendido.
Por momentos, el film resulta adulto y serio, luego parece un programa de televisión sin demasiado vuelo. La banda de sonido es, curiosamente, un elemento que ayuda a darle profundidad y generar gran clima, evitando, ahora sí, todos los lugares comunes de la música en el cine argentino. Una vez más, el problema no está tanto en los actores ni tampoco en el director, sino en el guionista. Irónicamente el director y el guionista son la misma persona, así que es Federico Finkielstain, a quien se le pueden atribuir las virtudes y los defectos de esta película.
La enseñanza de No te enamores de mí vuelve a ser que para que una película supere las buenas intenciones y plasme las buenas ideas que le dieron origen, es imprescindible el tener un guión fuerte que la sostenga.