Arranca bastante interesante y atrapa en sus primeros cuarenta minutos, la película pierde fuerza cuando finalmente se vislumbra el gran secreto de la existencia de Victoria, volviéndose en un producto insignificante y artificial, dejándonos un sabor amargo a quienes nos habíamos entusiasmado con Booksmart, la divertida ópera prima de Olivia Wilde como directora.