Una para todas, y todas para una
Después de varias especulaciones y chismes polémicos sobre las relaciones de sus protagonistas detrás de escena, llega el estreno de No te preocupes cariño.
“Se generalizó el uso de la categoría de género para referirse a la simbolización que cada cultura elabora sobre la diferencia sexual, estableciendo normas y expectativas sociales sobre las conductas y los atributos de las personas en función de sus cuerpos”.
Marta Lamas, “Cuerpo: diferencia sexual y género”.
Por Denise Pieniazek
A pesar de su mala recepción en la reciente Bienal de Venecia, se considera que la película No te preocupes cariño (Don´t Worry Darling, 2022) es una propuesta interesante que merece ser contemplada en una sala de cine. Éste es el segundo largometraje dirigido por Olivia Wilde, al igual que el anterior Booksmart (2019), fue escrito por Katie Silberman, quien esta vez presenta una historia más compleja y madura. En No te preocupes cariño una joven pareja Alice (Florence Pugh) y Jack (Harry Styles), viven en una comunidad llamada Victoria, donde todo aparentemente es perfecto. Mientras que las mujeres pasan el día trabajando en las labores del hogar con el fin de que todo sea magistral, los hombres parten hacia los lindes de la ciudad para trabajar en un proyecto secreto, que se supone permitirá el progreso de todos.
Asimismo, en Victoria, según su venerado líder Frank (Chris Pine) y en cierta forma demiurgo, las esposas deben ser “compañeras y discretas”, una forma diplomática de decir que se pretende que éstas sean sumisas y actúen según el ideal de domesticidad. De hecho, cuando alguna de ellas tiene un comportamiento por fuera de la norma la califican como “histérica” -expresión instaurada peyorativamente por el patriarcado, la cual proviene de hyster (útero)- y le piden que se controle. El comportamiento de ellas debe ser semejante, es una sociedad homogeneizadora de los hábitos de conducta que pretende “crear orden”.
La construcción geográficamente circular de dicha comunidad compuesta por casas semejantes con colores pintorescos; cuya estética, decoración y automóviles, remiten a las décadas del ´50 y ´60, recuerda en cierta medida a esa perfección exacerbadamente superficial que tanto criticaba la película El joven manos de tijera (Edward Scissorhands, 1990). No te preocupes cariño realiza un logrado híbrido de géneros cinematográficos, que principalmente conjuga la ciencia ficción distópica con el thriller psicológico. En adición, la obra posee varias relaciones intertextuales con la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, y otras las películas prexistentes -algunas de ellas basadas en textos literarios previos- como The Truman Show (1998), Las mujeres perfectas (The Stepford Wives,1975/2004), La naranja mecánica (The Clockwork Orange,1971) y The Matrix (1999).
En Victoria -nótese que la ciudad tiene nombre de mujer- todos los matrimonios son heterosexuales, no hay solteros, ni parejas del mismo género. De tal manera, Alice y Jack parecen ser el único matrimonio que no desea tener hijos, tienen una vida sexual muy activa. Lo cual se representa contundentemente con la expresión del goce sexual de Alice, que en un principio parece un aspecto positivo, que permite creer en el funcionamiento de ese microcosmos. Sin embargo, como esboza el slogan del poster promocional del filme “la perfección tiene un precio”. Tras la reaparición en público de una mujer que es considerada como una “loca” y cuyo sentir es desestimado, el caos va invadiendo poco a poco el relato. Ese comportamiento disidente hace contacto con el interior de Alice y su latente inestabilidad e incertidumbre emocional, conforme a esa melodía que resuena en su mente y no puede dejar de tararear.
En consecuencia, No te preocupes cariño, propone un mundo inquietante, en donde pasamos de lo perfecto a lo siniestro. La acción interna de Alice, interpretada estupendamente por Pugh, cada vez se va exteriorizando más. Ejemplo de ello, es el gesto de romper un huevo que por dentro está seco, vacío como metáfora de una sociedad superficial y vacua que comienza a quebrarse. Asimismo, la escena en la que parece el espacio de su casa se va achicando y un vidrio la aplasta, representa simbólicamente la opresión patriarcal. Todas aquellos signos y distorsiones espaciales son en realidad el despertar de Alice, y de los que podríamos llamar desde el análisis del metalenguaje, el feminismo.
Al respecto, cada rasgo visual y formal de la obra, enfatiza el contenido de la misma. Lo cual puede ejemplificarse con las casas que poseen grandes ventanales, que funcionan como un gran panóptico (en términos de Foucault) o como un “Gran Hermano” (1984, George Orwell) a través del cual las mujeres siempre están siendo observadas. Del mismo modo, las formas circulares son constantes en el filme, recordemos que es un recurso cinematográfico que suele aludir a lo onírico, a la psiquis, basta con pensar en Vértigo (1958). En No te preocupes cariño puede observarse lo curvo en la forma de las casas, la ciudad (todo planificado como se ve en la maqueta circular), la cúpula -a la cual está prohibido acercarse- y hasta en los huevos mencionados anteriormente que condensan la tesis del filme. En cuanto a lo radial y espiral en el nivel del metalenguaje, puede pensarse que ese universo diegético funciona como una especie de loop constante, en el que todos los días parecen ser iguales, es un círculo vicioso cerrado sobre sí mismo.
Por último, es interesante como en las clases de danza para mujeres dictadas por la esposa del líder Frank, Shelley, se realizan movimientos circulares conjuntos al ritmo de “una somos todas”. Lo cual, refiriendo al contexto de producción de la obra, puede interpretarse como una metáfora de la corriente feminista actual, ya sea que se exprese bajo “Me too” o “Ni una menos”. Nuevamente es el despertar de una mujer, lo que implicará el despertar de todas las mujeres silenciadas. En consecuencia, la película representa una tesis social que critica negativamente el patriarcado y enaltece el proceso de emancipación femenina, enmarcada en la resistencia de la protagonista, porque la libertad se alcanza a partir de la toma de conciencia.
Además, la tesis del relato coincide formalmente con su estructura de base dividida en dos planos, uno enmarcado dentro del otro. Por un lado, ese mundo superficial y luminoso que reafirma el ideal de domesticidad y en paralelo el “Proyecto Victoria” que parece estar en contra de los ideales posmodernos y de la mujer profesional y “el cambio de roles” con su tono lúgubre. En palabras de Frank: “la sociedad nos va alejando de nuestro yo biológico”. Y, por otro lado, como respuesta a ello el metalenguaje desde el punto de vista de las autoras desde el cual se critican los ideales instaurados por el patriarcado y evidencian conforme a la actualidad que cada vez que surge una ola feminista (lo revolucionario), la hegemonía intentará aplacarla. En conclusión, No te preocupes cariño narrativamente tal vez no resulte tan original o rupturista, pero sí es sólido e intrigante. Sobre todo, es interesante si se lo lee desde la perspectiva de género y anclado a su contexto de producción, recordemos que tanto la directora como la guionista son mujeres.