“Don’t Worry, He Won’t Get Far on Foot” es el trabajo más reciente del director norteamericano Gus Van Sant, conocido por films como “Elephant” (2003) y “My Own Private Idaho” (1991). Un director que hizo sus primeras armas en el cine indie y festivalero logrando construir un sello propio y característico que se vio plasmado principalmente en aquel relato que mostraba los acontecimientos detrás de la masacre en la escuela secundaria de Columbine. Mezclando pasado con presente y distintos narradores, al igual que una cámara fluida repleta de travellings de seguimiento y zooms (los cuales no abundan en el ámbito cinematográfico), Van Sant consiguió dotar a sus films de cierto halo de realidad por medio de su puesta de cámara y sus recursos como narrador.
Con el paso de los años, no solo el autor fue perfeccionando su técnica, sino que fue madurando como relator y trabajando otros aspectos. “No Te Preocupes, No Irá Lejos” nos trae nuevamente al director en su mejor versión luego de algún que otro paso en falso. Esta biopic cuenta la historia de John Callahan (Joaquin Phoenix), quien tras un accidente automovilístico queda paralítico y decide hacer un cambio radical en su vida, tratando de solucionar sus problemas de alcoholismo mediante terapia grupal en Alcohólicos Anónimos. En el difícil camino hacia la sobriedad, John descubre el poder curativo del arte. Deseando que sus manos heridas den vida a diseños divertidos, a menudo polémicos, y que le traigan una nueva oportunidad en la vida, comienza a realizar caricaturas para revistas y diarios. Para ello contará con la ayuda de Donny (Jonah Hill) como su sponsor y guía espiritual en el camino para dejar el alcohol, Annu (Rooney Mara), una azafata de la cual se enamora y Tim (Tony Greenhand), un asistente que se encarga de ayudarlo con las tareas cotidianas.
Lo interesante de este largometraje radica en que, como es habitual en la filmografía del director, evita todo tipo de clichés narrativos de este tipo de relatos de auto superación, enfocándose principalmente en las dificultades, en las miserias y en toda la parte dura del asunto, pero también empleando algunos tintes humorísticos al respecto. A su vez, la estructura anacrónica y desordenada dota a la película de cierta intriga por cómo llegó el personaje principal de ser un individuo quebrado y perdido a una persona medianamente realizada con un propósito en la vida y éxito tanto profesional como emocional.
Para ello, Van Sant contó con la increíble y experimentada interpretación de Joaquín Phoenix (“Walk The Line”), un actor que demostró no tener techo y poder brindar una actuación mejor que la previa película a película. La ironía, impotencia, frustración y necesidad de superación que le imprime al personaje hace que dicho protagonista sea tan complejo como humano enriqueciendo la historia y llevándola a otro nivel.
“No te Preocupes, No Irá Lejos” es una biopic atípica como solo Gus Van Sant nos podía otorgar. Una cinta que evita todo tipo de lugares comunes construyendo un relato que alterna distintos aspectos de la vida del atribulado protagonista. Un film que se nutre de la madurez interpretativa de Phoenix, de un guion equilibrado y de la pericia de su director a la hora de organizar la puesta de cámara y la puesta en escena. Un sentido viaje emocional que evita caer en el golpe bajo o en la clásica historia de superación.