La fragilidad, como sustento de la fuerza
El film, protagonizado por Jonah Hill y Joaquin Phoenix, cuenta la vida del humorista gráfico John Callahan.
"¿Nunca pensaste que te hiciste más frágil sólo para ser más fuerte?”, le dice Donnie (Jonah Hill) a John Callahan (Joaquin Phoenix) al reflexionar sobre su vida, en realidad, sobre su supervivencia. Es que aquel precepto que dice “dar un paso para atrás, para avanzar dos”, parece ser más real de lo que el refrán advierte.
Pueden ser límites, caídas, derrotas, o pérdidas, los únicos puntos de inflexión, resortes que nos lleven a lo más profundo, para luego lanzarnos de nuevo al mundo. Así lo reflexiona Donnie con Callahan en “No te preocupes, no irá lejos”, filme biográfico del humorista gráfico John Callahan. La historia, en parte narrada por el mismo Callahan cuando hace sus presentaciones públicas o en las reuniones de Alcohólicos Anónimos, es la de su intención de rehabilitarse.
Como consecuencia de una vida de excesos, Callahan queda cuadripléjico en un accidente automovilístico, pero ni eso logra sacarlo de su adicción. Simplemente un día, con lo que él llama una señal del más allá de su madre -a la que nunca conoció-, decide emprender una recuperación. En el camino, se encuentra con gente que hace más fácil o más difícil su vida. Allí comienza a tomar sentido la aparición de varios personajes secundarios, como Jack Black -que en apenas dos escenas resume una increíble actuación-, y Rooney Mara, entre otros.
Con buen tino, el filme no se resume a mostrarlo como víctima por su discapacidad, y evita golpes bajos en ese sentido, incluso con gags de humor negro. Su director Gus Van Sant es inteligente al no dejar que la silla de ruedas del protagonista conmueva por lástima, sino que se empeña en mostrar a Callahan como alguien que sólo podrá sobrevivir cuando deje de sentirse una víctima necesitada.
El nombre “No te preocupes, no irá lejos” hace referencia a una de las viñetas del humorista, en la que se ríe de su propia invalidez. Destacando diferentes escenas, varios de sus chistes son puestos en pantalla, animados, pero con un gran sentido narrativo, hecho que lo homenajea dentro de su universo, contextualizando y hasta explicando su humor ácido que muchas veces fue repudiado en la vida real.
Con estas inserciones animadas que funcionan como meta-tributo más allá de lo biográfico, el filme destaca a Callahan como un héroe/ sobreviviente incorrecto con el que, a pesar de la lejanía, todos pueden conectar atravesando la pantalla. Por ello, se destaca la actuación de Phoenix, alguien que sabe encontrar el punto justo para cada personaje que interpreta, aunque eso también se transforme en un defecto del largometraje: Con el correr de las escenas, tanto se nota y se destaca la excelente performance del actor, que la historia puede flaquear en algunos momentos.