Hace ya siete años que la cartelera argentina no daba la bienvenida a un film de Gus Van Sant. En el Festival de Cannes de 2015, el cineasta de Portland presentó The Sea of Trees, y protagonizó uno de los descalabros más dolorosos de la historia reciente de dicho certamen. Un siniestro total. Desde entonces, más allá de una miniserie para televisión, no se supo más de él… hasta la pasada edición de la Berlinale, donde llegó con una película que se despide con una imagen reveladora: la de un Joaquin Phoenix mirando directamente a la cámara. Con unos ojos y una caracterización que, si a alguien recuerdan, son al propio Van Sant.
No te preocupes, no irá lejos es una biopic dedicada al ilustrador John Callahan, sufrido luchador (tanto de pie como desde la silla de ruedas) contra los demonios del alcoholismo. El hombre tocó fondo cuando, en una de sus muchas noches locas, sufrió un accidente automovilístico que lo dejó discapacitado para el resto de su vida.
Uno se estampó en la Croisette; el otro, en una carretera californiana de mala muerte. Ambos aprendieron a levantarse. La película da cuenta de ello buscando, irónicamente, la movilidad. Cuanto más reducida está la del protagonista, más inquieta se muestra la narración de una historia que parece moverse simultáneamente en varios espacios y momentos. Un descontrol aparente que adquiere sentido en las manos de Van Sant. En ningún momento se trata de añadir confusión al asunto. Todo lo contrario, el objetivo es aligerar su carga.
Si el sentido común pedía drama, Van Sant se decanta por la comedia, y acierta. Empapándose del humor ácido de su protagonista (inspiración también para un Joaquin Phoenix en su salsa), hace del handicap un chiste para conectar con la audiencia, y también una motivación para propiciar la inspiración.
Todo se salda en una digna y equilibrada feel good movie. Complaciente con el gran público, pero con la personalidad suficiente como para ponerle, en algún que otro momento, en una posición de ligera incomodidad, como le hubiera gustado al propio Callahan.
Atrevida y siempre fiel a su apuesta cartoonish, No te preocupes, no irá lejos se muestra obediente en el cumplimiento de los pasos a seguir en pos de la rehabilitación. He aquí un manual de autoayuda que prioriza la buena impresión a la entrega de respuestas fáciles, una apuesta por el humor como terapia definitiva.