Sesenta años después
El director español Hermes Paralluelo filma a una pareja de ancianos (sus propios abuelos) viviendo el ocaso de su vida. El cariño o tal vez la mera compañía entre ellos es quizás lo que los mantiene vivos, y el pasado su única riqueza. Adquirir la cadencia de esas vidas es lo que preocupa al director. Y, aunque estéticamente es interesante, requiere de un espectador que conecte inmediatamente con su estilo y con una temática de gran densidad dramática.
Felisa y Antonio ya están mayores. Su vida transcurre de manera lenta. El amor entre ellos es tan sólo una sombra. Viven juntos pero duermen separados. Antonio casi no escucha y Felisa amenaza con su muerte cada día que logra sobrevivir. La comunicación entre ellos es absurda, como la vida misma, que un día quita el deseo, el amor, y la añorada juventud. Los días son más largos o tal vez ni siquiera existan en este film. El tiempo está presente en el deterioro físico y mental. Un reloj también ridículo los vincula con el tiempo exterior, pero a ellos apenas les importa.
Paralluelo hace un trabajo que, aunque no es documental, parece adquirir por momentos instantes de cruda realidad. Al comienzo del film Felisa y Antonio pasan horas y horas dentro de un hospital, donde él es sometido a estudios y ella lo acompaña. Antonio recuerda su vida de joven y narra eventos que su memoria produce casi sin esfuerzo. Nadie lo escucha, ni siquiera su esposa. Y Narcisa recuerda la guerra, pero el doctor que la atiende tan sólo ignora sus palabras.
La cámara del director adquiere un tiempo propio, como si ella sí pudiera escuchar y entender a los protagonistas. Y ese es el lugar que propone al espectador. A pesar de la dureza del tema, el realizador español deja espacios para el humor, pero un humor que nace de lo absurdo de la vida de dos personas que pasaron sesenta años juntas. Sin embargo, el momento de la vida que elige retratar contiene una importante dosis de tragedia, se suma a esto una excesiva monotonía que de a poco va copando la película. Las imágenes se repiten y ya avanzado el film la narración se agota. Allí es donde No todo es vigilia (2014) pierde un poco el atractivo. Aún así no deja de ser un film interesante que propone un tema del que muchos prefieren alejarse.