No toques dos veces, cuyo afiche promocional trae al recuerdo el clásico de culto de Steve Miner, House (1986), es una película independiente de terror que revive en el cine a una de las brujas más populares de la mitología europea.
Dentro del folclore eslavo la figura de Baba Yaga es tan grande que con el paso de los siglos logró trascender el género de la fantasía rusa para convertirse en un clásico popular que se adapta a todas las culturas.
Desde los cómics de Hellboy a los dibujos animados de Dragon Ball, la aterradora bruja que come niños logró consolidarse entre las grandes villanas de la ficción.
El film del director Caradog James presenta un decente cuento de terror que se centra en la mitología de este personaje.
No es una película memorable ni de visión imprescindible pero al menos consigue ser más llevadera y entretenida que otros estrenos mediocres de horror que pasaron hace poco por la cartelera.
James no pierde el tiempo en su narración y establece el conflicto principal en los primeros 10 minutos para luego divertirse con la figura de Baba Yaga.
La película tiene una buena construcción de las atmósferas de tensión y horror, donde jugó un papel fundamental la banda sonora de James Edward Barker y Steve Moore.
La música remite bastante a los trabajos del compositor Joseph Bisara en los filmes de James Wan (La noche del demonio y El conjuro) y dentro de la narración de No toques dos veces tiene un papel destacado.
Las melodías generan muy buenos climas de tensión y le dan el marco perfecto al cuento de terror que presenta el director.
Dentro del reparto hay artistas decentes y se destaca la presencia de Katee Sackoff, recordada figura de la remake de Battlestar Galactica.
La caracterización de la bruja estuvo muy bien lograda y hay escenas donde logra ser aterradora.
La desventaja de esta producción es que el conflicto no tiene ninguna variante interesante que no hayamos visto en otros filmes sobre temáticas sobrenaturales.
Sin embargo, los actores y la narración del director logran que el relato sea ameno.
Reitero, ante tantas películas de horror malas que llegan todos los meses No toque dos veces al menos se deja ver.