No toques dos veces

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

El género de terror sigue en boga, aunque lamentablemente no con la innovación de sus mejores épocas. No Toques Dos Veces llega a las salas argentinas sin la necesidad de revolucionar el género, únicamente interesada en asustarnos durante hora y media.

Una intención que no carece de nobleza. Desgraciadamente no consigue siquiera mantener sus estándares.

Mejor tocá el Timbre:
Jess es una escultora casada con un banquero de buen pasar económico y quiere aprovechar la oportunidad para traer a su hija, Chloe, a vivir con ellos (una hija que ella tuvo cuando era adicta a las drogas y debió entregar al estado).

Inicialmente, Chloe no quiere saber nada con su madre. Es una visita a una casa maldita la que cambiará drásticamente estos planes. Ahora, tanto madre como hija deberán hacerle frente a un ente maligno que tiene marcada a Chloe y no se detendrá ante nada hasta efectuar su cometido.

Nada nuevo en el horizonte:
En materia de guión, en cuanto a género de terror se refiere, No Toques Dos Veces no aporta nada nuevo más allá del repertorio conocido de sobresaltos y alucinaciones turbias que se han visto hasta la saciedad en otras producciones. A medida que progresa la trama, los giros son confusos más que sorpresivos.

No obstante, a pesar de estas fallas, todas las escenas que tratan la relación madre-hija de las dos protagonistas poseen un adecuado sentido del drama. Uno de los pocos logros en una propuesta fallida.

Por el costado técnico, la fotografía y la dirección de arte son prolijas; con un extenso uso de las sombras y los colores fríos. Si bien crea clima, no queda más que en esa intención, ya que esta producción visual termina volviéndose tan anticipable como su propuesta narrativa. Dichos atributos también se le pueden adjudicar a la banda sonora de la película, con unos violines que más que subrayar el ambiente, parece que tratan de avisarle al espectador “preparate que ahora viene el monstruo”.

En el apartado actoral, tanto Katee Sackoff como Lucy Boynton entregan dignos trabajos, sea cuando están juntas como cuando están separadas. Su química es eficiente, ya que puede sentirse en el aire la enorme tensión que predomina en la relación de sus personajes. Sobra decir que ello aplica a los apartados netamente dramáticos: cuando entran en el terreno a donde esta película se inscribe, es otro cantar, ya que las intérpretes caen prisioneras de las debilidades narrativas de la historia.

Conclusión:
No Toques Dos Veces no es una propuesta que inventa la pólvora y tampoco sabe usarla para entretener. Si bien crea un clima visual y tiene las actuaciones adecuadas para llevar a buen puerto las cuestiones más emocionales de la historia, no asusta ni sorprende como debería, En consecuencia, cae indefectiblemente en todos los clichés del género. Otro título que entiende al terror como una cruza de climas y sobresaltos, cuando el género, en realidad, es capaz de mucho más.