Un grupo de parejas tiene su noche de juegos. El hermano del dueño de casa propone uno con agentes federales y secuestradores. El lector imaginará que las cosas se van a salir de madre y que las cosas no serán como parecen, que la noche va a transformarse en una especie de pesadilla para los personajes. Sí, es así. Pero también sucede que esta cuestión se trata con precisión y sin olvidarse del foco angustioso de inestabilidad (para los personajes, claro) sobre el que se monta la historia, lo que permite que cada vuelta de tuerca del relato -y hay muchas- se se vuelva una ocasión para la risa. El principal tema del film es el más importante en el cine reciente: dónde está la realidad (si es que todavía existe), y la distancia que los realizadores disponen para narrar el cuento permite confirmar que la risa es, ni más ni menos, producto del ejercicio de la inteligencia. Los dos protagonistas principales, MacAdams y Bateman, son de lo mejor que tenemos en el cine reciente.