Jonathan Goldstein y John Francis Daley son dos que vienen haciendo sus deberes hace tiempo. Seguramente se los reconozca principalmente por los trabajos como actor del segundo, quien creció frente a cámaras como el Sam Weir de la icónica Freaks and Geeks o el Lance Sweets de Bones, pero desde hace poco más de un lustro que formaron una dúo de escritores que asciende en el terreno de la comedia de alto perfil, sin estar amparados bajo el paraguas de popes como Judd Apatow o Adam McKay. Juntos firmaron las dos Horrible Bosses, que sin ser piezas notables los mostraron abiertos a conceptos originales, mientras que entre otros proyectos se ocuparon de Spider-Man: Homecoming, con la que demostraron un buen manejo de la comedia y la acción. En el proceso hicieron su debut como realizadores con el relanzamiento de Vacation, bastante atado a la versión de 1983 y con decisiones cuestionables en términos de humor, más orientado a subir la apuesta en términos escatológicos de forma gratuita. Por fortuna eso no sucede con Game Night, una película en la que vuelven a dar cuenta del dominio sobre los géneros arriba mencionados, en el marco de un misterio absorbente que se complica con cada lanzamiento de los dados.