En Hollywood no entienden lo que significa una remake. Esto es, básicamente, tomar algo que todos conocemos y adoramos, y pulirlo, expandirlo y mejorarlo. Pero hay una diferencia muy grande entre mejorar y cambiar; el tema pasa porque, en el cambio, se pierde la identidad del producto. En esta remake de La Hora del Espanto (rebautizada ahora como Noche de Miedo), le han hecho tantas modificaciones al original que termina siendo prácticamente irreconocible. No sólo han aplastado la premisa original (y todos los mecanismos que funcionaban en ella), sino que la han reemplazado por una historia que resulta corta tanto en humor como en terror. Es un caso similar a la serie remake de Kolchak, el Cazador Nocturno, en donde los nuevos creativos se la dan de genios y engendran un bofe que no satisface a nadie; y, lo que es peor, dan sobrada muestra de que son unos ignorantes que no entendieron (ni entenderán nunca) cuál era la esencia y cuáles eran los elementos por los cuales el público amaba el filme original.
Seamos sinceros. La Hora del Espanto no era una maravilla pero era (y es) un pequeño clásico de culto ya que todo el mundo que ama este género (¿hace falta decir cuál?) la ha visto y se ha deleitado con ella. Desesperados por revivir marcas que puedan generar cualquier tipo de franquicia rentable, los cráneos hollywoodenses han decidido resucitarla, esta vez con más plata y con un equipo de creativos notable. Ciertamente Noche de Miedo es superior al original en los aspectos técnicos (no así en las criaturas, en donde sigo prefiriendo al maquillaje tradicional en vez de esos deformes y poco convincentes CGI), y en el elenco. Ver al quinteto principal en acción - Anton Yelchin, Colin Farrell, Toni Colette, David Tennant e Imogen Pootts - es una delicia y dan muestras de sobrada química entre ellos. El problema es la historia y la dirección. Noche de Miedo pierde demasiado tiempo con la caracterización de personajes, lo cual no sería tan malo si no fuera porque, cuando llega la hora de los sustos o de los chistes, el filme la pifia de una. Es como si fuera un capítulo extendido de Desperate Housewifes, sólo que con vampiros como los nuevos vecinos tétricos de turno.
La historia está muy cambiada, demasiado para mi gusto. El protagonista ahora es un escéptico que sólo comienza a creer cuando desaparece su amigo. A los 15 minutos - y totalmente de la nada - el relato tira la teoría de que Colin Farrell es un vampiro... y así como eso, hay varios saltos abruptos en la historia - la idea de contactar al cazador de vampiros (que es una ocurrencia surgida en cuestión de segundos), o el cambio de actitud de Farrell, quien a los 50 minutos del filme abandona su fachada y empieza a perseguir implacablemente a Anton Yelchin, su novia y su madre -. Para colmo el vampiro de Colin Farell es demasiado vulgar, en contraste al aristócrata que encarnaba Chris Sarandon en el original (y que acá tiene tiempo para un brevísimo cameo). Come manzanas, ve realitys por TV y maneja una pickup. Oh, que groncho...
Toda esta gente habla y habla... y habla demasiado. No es que lo que hablan no sea interesante, pero no es exactamente la cúspide del entretenimiento. El genio del guionista tiene la brillante idea de masacrar al personaje Peter Vincent, trocando al veterano actor de películas por un mago recargado de efectos especiales a lo David Copperfield (sinceramente, me hubiera gustado ver a Robert Englund reemplazando a Roddy McDowall). Gracias a Dios David Tennant (uno de los ultimos Doctor Who) se relame con el papel, y es el único que aporta comicidad a un relato burocrático y chato. Quiten a Tennant y no hay nada en el filme que lo califique como "comedia".
Y, en cuanto al horror, las cosas tambien vienen muy flojas. Al menos el maquillaje intenta ser respetuoso del original, pero en un momento pasan directamente a CGI... y las cosas se van al diablo. Farrell disfruta mucho del personaje y se nota, pero no es exactamente una amenaza sino mas bien un chico malo con colmillos largos. El combate final es demasiado rebuscado y, en sí, todo el relato tiene problemas de fluidez. La gente hace cosas abruptas o cambia de postura de un momento a otro, y sin dar ningún tipo de explicaciones.
Si uno se olvida del original, quizás Noche de Miedo le resulte una buena película. O simplemente sea un filme demasiado chato, tanto para la gente que no conoce la historia como para los seguidores del original. No terminó por entretenerme ni asustarme, con lo cual se queda a mitad de camino de lo que debe cumplir un espectáculo para ser considerado eficiente. Yo creo que es algo a medio cocinar, que abandona el espiritu del original y que prueba con su propia receta... la cual no termina siendo muy exitosa que digamos.