Remake del film de mediados de los 80 que en nuestro país se llamó La hora del Espanto, se estrenó a 16 años de su salida Noche de Miedo que en este caso fue adaptada por Craig Gillespie, realizador de Lars y la Chica Real.
Charlie Brewster es un adolescente que luego de pasar varios años en la zona más baja de la popularidad ha conseguido superar el anonimato conquistando a la chica más deseada de su escuela, Amy. Agrandado por las maravillas que le regala la vida, Charlie deja de lado a sus amistades de toda la vida para no perder ese bien tan preciado, la popularidad. Todo parece ir sobre ruedas hasta que se muda junto a Charlie un misterioso vecino que resulta ser un vampiro que se está cargando poco a poco a todas las personas que conoce.
Con menos comedia que la versión citada al comienzo de esta crítica, Noche de MIedo representa un entretenimiento que basa sus principales pilares en el vertiginoso ritmo narratorio y en la construcción de las secuencias tensionantes de la mano, principalmente, de una perturbadora actuación de Colin Farrell.
Su director Craig Gillespie no se anda con chiquitas y nos regala 106 minutos de diversión terrorífica, que de no tomarse tan en serio podría haber figurado como uno de los mejores estrenos del año. Quizás justamente ese es el mayor pecado de Noche de Miedo, debido a que no aporta la necesaria cuota de humor que tuvo su antecesora, aunque hay que destacar que promediando hacía el final del metraje, con la incursión de Peter Vincent, el film reputa en esa asignatura dejando un resultado positivo.
Si bien el elenco del film se conforma por un reparto plagado de juventud que lleva sus actuaciones sin demasiados sobresaltos, hay ciertos roles que se encuentran bastante desaprovechados. El primer y principal ejemplo es la poca cámara que se le da a Christopher Mintz-Plasse, cuya sola presencia en los insuficientes minutos que aparece levanta el film. Otro claro desaprovechamiento que se hace en Noche de Miedo es en la labor de esa gran actiz llamada Toni Collette, que si bien posee varias secuencias, podrían haber elaborado un personaje más sofisticado para aprovechar las bondades de su talento.
Sin dudas quien merece ser destacada por encima de ese reparto compuesto por muchos adolescentes es la inglesa Imogen Poots, que presenta una caracterización que posee la cuota justa de romance y sensualidad que precisaba su personaje.
Noche de Miedo puede ser opacada por su versión original de culto, pero no por eso deja de ser un buen film de terror, que con sus aciertos y sus errores, representa una propuesta que merece ser vista.