Una película polaca, la opera prima de Piotr Domaiewski, que co-escribió el guión y que se centra en la reunión navideña de una familia, en un pequeño pueblo del interior de Polonia. Con todo servido para poner además de la abundante comida todos los conflictos sobre la mesa, especialmente si es una familia numerosa. La mirada del director es incisiva, con humor negro, fino poder de observación y es ciertamente piadosa de las criaturas que se reencuentran. Hermanos con conflictos de mucha data, el drama del alcoholismo, la violencia de género, los celos entre los y la pequeña hermanita, la ambición por los pocos bienes que un hijo solo quiere para si. Pero por sobre todo un tema acuciante en el mundo de hoy: la necesidad y la fantasía de emigrar para obtener una vida mejor, con sus consecuencias de ausencias, olvidos, ilusiones nunca concretadas y la comprobación de que solo en nuestro lugar en el mundo podemos sentirnos cómodos, realmente “humanos”. Traiciones, risas y lágrimas. Buenos actores, tensión constante, una crítica zumbona a las tradiciones pero comprensiva a las tristezas sin fin. Por momentos con una trama casi de suspenso matizada con ciertas explosiones de peleas y risas.