Buscando interpelar al espectador con el quiebre constante de lo esperado en cuanto a materia de diálogos y referencias, “Noche de Perros” (Argentina, 2014) lamentablemente no puede superar los lugares comunes de películas que a partir de una anécdota construyen una historia y que toman a un grupo de amigos como disparador de situaciones “graciosas” que no generan ni risa ni empatía.
Nacho Sesma, su director, busca desde la historia de Enzo (Facundo Cardosi) y Ricardo (Nicolás Goldschmidt) que deciden perderse durante una noche en el alcohol para superar cada uno sus problemas (laborales uno y amorosos otro) pero que terminan encontrándose con una serie de obstáculos que cambiarán sus planes.
Desde el arranque, el planteo desde la narración en off nos indica que asistiremos a una serie de eventos desafortunados, y con los dos protagonistas corriendo desesperadamente por la calle huyendo de algo o alguien sabemos que asistiremos a una cinta dinámica con la adrenalina a flor de piel.
Pero no, Sesma salta de esa situación para volver a través del racconto a cómo todo se inició, con un llamado de Enzo a Ricardo invitándolo a tomar unas copas y desde allí el ritmo acelerado del comienzo se aletarga hasta caer en el tedio visual.
Ricardo acepta la propuesta de salida, luego de discutir con su padre, quien además es su jefe, porque siente que quizás de esa manera pueda cambiar el rumbo que su noche estaba tomando, sin saber que junto a Enzo tal vez todo se le complique aún más.
“Noche de perros” propone un juego en el que los amigos irán deambulando por situaciones inesperadas, o claramente imaginadas por el espectador, en las que deberán sortear con habilidad las trabas que se irán presentando.
Así, desde utilizar un auto “prestado”, codearse con un policía corrupto, recuperar el perro de un mafioso y lidiar con una despechada mujer, serán tan sólo el aperitivo para que la noche culmine de la manera que se anuncia desde el título.
Pero como pasó el año pasado con la producción “Delirium” (Argentina, 2014), la propuesta se termina pareciendo mucho más a un filme amateur fillmado entre amigos que a un largometraje de verdad con las intenciones de trascender su idea.
Los actores hacen lo que pueden con los guiones, que desbordan frases hechas y un lenguaje extremadamente informal, y desde la dirección no se apuesta a un juego que permita, al menos, apreciar algo diferente de las miles de películas de este tipo.
“Noche de Perros” parte de una idea, que seguramente en su gestación tenía buenas intenciones, pero que lamentablemente con el devenir de la acción y las situaciones termina en un producto fallido, trillado y aburrido que no termina de cuajar por ningún lado, porque termina por tomar en serio algo que de manera desprejuiciada y menos formal podría haber funcionado.