La cuota de horror semanal en la cartelera viene nuevamente de tierras irlandesas con el estreno de From the Dark, de Conor McMahon. El director, quien ya había entrado en tema con la comedia de terror Stitches, se vuelca completamente al terreno de criaturas en la oscuridad con una historia tan vieja como el tiempo mismo, pero no por ello dejar de ser medianamente disfrutable.
Sarah y Mark han emprendido un viaje hacia el lado campestre de Irlanda y lo usual pasa: se descompone su auto en medio de la nada y pronto se ven acechados por una criatura con pocas pulgas, sed de sangre y una acuciante fobia por la luz. Es tarea de la joven pareja escapar de este horror, o al menos sobrevivir hasta que la luz del día los salve.
No hay lugar común que McMahon deje intacto. Todos y cada uno de los momentos que deben estar en una película del género son seguidos como si fuese un manual por el director, que narrativamente nunca apunta a innovar, sino a insistir en lo habitual. Hay, sin embargo, ciertos detalles que hacen que el trayecto valga la pena. Tanto Niamh Algar como Stephen Cromwell se prestan de lleno a la historia, aunque tengan cero química. La sorpresa es ella, que en la posición de la final girl de turno se torna astuta y con un ahínco por sobrevivir tremendo. No es nada del otro mundo, pero se carga la película al hombro hasta la mismísima conclusión y eso ayuda mucho a hacer la vista gorda a los clichés. El diseño de la criatura no está sorprendentemente logrado, pero tiene un aire muy fuerte a Nosferatu que puede calificarse más como homenaje que copia. Eso y que se la pasa escondido en las sombras, ayudando a que el valor de producción diminuto no se note tanto.
Repito: From the Dark no es una locura de película, pero se deja disfrutar. Es muy posible que se olviden de ella muy rápido, pero tiene condimentos de sobra para funcionar como aperitivo de horror mientras esperamos se estrene algo del género con más peso y sustancia. Es correcta y no más.