Noche diabólica

Crítica de Rosana López - Fancinema

LARGA NOCHE DE PESADILLA

Otra vez sopa. Otra vez una película de terror desde Irlanda pero con producción yanqui, que se estrena dos años después de pasar por festivales o conseguirse en Internet en la cartelera nacional, como lo fue la semana pasada la coterránea El canal del demonio, de Iván Kavanagh. Esta vez llega Noche diabólica, de Conor MacMahon, un director mucho más especializado en el género que Kavanagh, y que normalmente sabe aprovechar la cuestión nacionalista de las tierras irlandesas para mezclarlo con el miedo.

MacMahon, ya con cuatro films en su haber, propone en cada puesta que realiza diferentes subgéneros del horror. Así ha pasado por la amateur Carne muerta (2004), uno de sus películas más logradas dentro de su filmografía, con zombies y vacas infectadas en el medio de la campiña irlandesa; por The disturbed (2009), con lo que perfilaba un rape&revange, algo así como violencia y venganza, en la que una jovencita era raptada por un grupo de hombres sádicos para abusar de ella y en un giro extraño terminan siendo perseguidos por un ser maligno; o la más “popular” en el mercado estadounidense y con buen humor negro Stitches (2012), donde un payaso toma venganza y vuelve a la vida para asesinar a un par de tipos que le gastaron semejante broma mortal tiempo atrás. Esta vez con Noche diabólica, una pareja queda varada con su auto a la noche y en el medio del campo –otra vez es elegida este tipo de locaciones, como en Carne muerta-. Pidiendo ayuda en una granja destartalada y solitaria se encuentran con un chupa sangre que es una mezcla de Nosferatus y del bicho de la gran El descenso.

La trama, que es simple y poco original, logra en sus primeros treinta minutos un muy buen clima de suspenso y misterio acompañado cada tanto de un repentino susto. La cámara en mano genera excelente vigor e incluye al espectador en esa experiencia de temor a la oscuridad junto a los protagonistas. Pero el problema es cuando se revela el monstruo y empieza el típico juego del gato y el ratón. Algo que aburre volviéndose monótono.

Sin embargo Noche diabólica tiene algunas cartas guardadas bajo la manga, como revelar el arma que puede perjudicar a este siniestro vampiro, así como también la infección que este personaje propaga en sus víctimas. Pero no alcanza y eso es porque no llega en el momento necesario. Decíamos que la película se vuelve demasiado extensa y aburrida. Hay veces que nos sentimos ofuscados con las decisiones estúpidas de la protagonista que va creciendo en su rol de heroína, algo que es típico en este tipo de cintas.

Otra contra es la abusiva banda de sonido orquestal, que llega en forma ascendente cuando la protagonista emerge como “mujer guerrera”. Música demasiado melodramática que resta puntos a la película y se aúna a algún momento de cursilería que atraviesa la pareja en los peores momentos. Es una arista que sí es excelentemente llevada en la formidable Eden Lake, aquel film inglés del 2008 donde un desconocido Michael Fassbender junto a su novia de ficción se volvían víctimas de una pandilla de pibes problemáticos.

A un realizador especializado como MacMahon, que pertenece a la nueva ola del cine independiente de terror for export irlandés desde ya hace más de unos 10 años, no puede perdonársele estos traspiés. Y más cuando Noche diabólica posee un prometedor inicio pero termina repitiendo algunas formulas sabidas que los espectadores del género aborrecemos.