Anexo de crítica: Qué largo ha sido tu camino y cuán incierto tu destino, Steve Antin!!! De aquella imagen de galancito en los comienzos de la década del 80 (¿recuerdan al chico que embarazaba a Diane Franklin en El último americano vírgen?) al curtido y ya maduro director de este paupérrimo musical intitulado Noches de encanto, parece haber transcurrido no sólo una vida sino también varias reencarnaciones. La película podría haber sido original y fresca… de haberse rodado en 1932. La historia está construida en base a clichés de lo más vulgares para lucimiento de su estrella Christina Aguilera que se prodiga en escena a puro alarido. La rubia –casi irreconocible después de tantas operaciones estéticas aunque en este rubro la campeona indiscutible es Cher- grita mucho, canta poco y no deja de aparecer un segundo en pantalla. A Cher le dedicaron un solo número musical al comienzo y luego interpreta magistralmente "You Haven't Seen The Last Of Me", la mejor canción de la banda de sonido (letra obvia, buena música). Las coreografías y las canciones dejan bastante que desear y Antin demuestra que pese a su veteranía todavía le queda mucho por aprender. Los talentosos Kristen Bell y Alan Cumming fueron relegados en el montaje quedando reducidos a figuritas decorativas que entran y salen de escena de acuerdo a los caprichos de un guión que es lisa y llanamente una vergüenza…