Tensión en las alturas
El suspenso llega de la mano del director catalán Jaume Collet-Serra, responsable de buenas películas de terror como La casa de cera y La huérfana o incluso de acción como Desconocido, donde también contó con el el irlandés Liam Neeson.
Ahora es el turno de Non-Stop (Sin Escalas), en la que el actor ecarna a Bill Marks, un agente de seguridad en lineas aéreas que arrastra un trágico pasado familiar mientras se refugia en el alcohol y el tabaco (se encierra en el baño del avión para fumar).
Durante un vuelo rutinario que va de Nueva York a Londres, el protagonista recibe unos mensajes de texto que le aseguran que un pasajero morirá cada veinte minutos sino se cumplen los pedidos de dinero de un misterioso personaje que está escondido entre los pasajeros.
Con esa premisa, Collet-Serra aprovecha la tensión y crea un clima plagado de intrigas (Marks y el espectador comienzan a sospechar de todos los que viajan) donde cada minuto cuenta. Como compañera de viaje tiene a Jen Summers (Julianne Moore) y en la tripulación aparece la azafata (Michelle Dockery), la nueva empleada (Lupita Nyong'o, de 12 años de esclavitud) y una larga lista de sospechosos.
El film tiene unos primeros cuarenta y cinco minutos de plena tensión, donde lo visual también juega un papel importante (los mensajes de texto se leen en español y en grandes sobreimpresiones que aparecen en pantalla) para acrentar la paranoia de los atentados terroristas en un juego turbulento que comienza mejor de lo que termina, pero no le resta interés al relato. Se esperaba más pero no defrauda.