Cofundadora del movimiento Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas se convirtió en una activa luchadora en su labor por el esclarecimiento de los casos de violencia durante la dictadura militar. El comienzo de esta tarea, que prosigue en la actualidad, tuvo su detonante en abril de 1977, cuando desapareció su hijo Carlos Gustavo, y desde entonces no ha cejado en su propósito para que, según sus palabras, "paguen quienes cometieron el crimen de los crímenes".
El director Miguel Mirra posó su cámara sobre esta mujer para recrear su trayectoria en este movilizador documental en el que la protagonista relata su juventud en el barrio de Monserrat y se detiene en melancólicos relatos acerca de su familia, en la época de bienestar que le tocó vivir en la década del cincuenta y en la desesperada búsqueda de su hijo.
Con los relatos de la misma Nora Cortiñas, a los que se suman fragmentos de noticieros y recortes de diarios y revistas de aquellos tiempos, el realizador armó un cálido retrato de esos tiempos difíciles y en especial de esa madre que nunca se dejó vencer ni por el tiempo ni por las constantes amenazas.
Dejando de lado cualquier tópico de índole político, la película va descorriendo los distintos momentos de la vida de Nora Cortiñas, incluidos sus viajes a Haití para apoyar al pueblo contra la ocupación militar y la miseria; a Formosa, donde trabajó junto con Adolfo Pérez Esquivel en los reclamos de los habitantes de los pueblos originarios por el derecho a sus tierras ancestrales, y a España en 1998, para ver al juez Baltasar Garzón con el fin de aportar datos para esclarecer los episodios más sangrientos de esos trágicos años.
Sin perder su casi tímida sonrisa y con su fortaleza a prueba de contrariedades, ella llega hasta nuestros días con el mismo ánimo altivo que en el pasado. Documental sin dudas esclarecedor, Norita. Nora Cortiñas se convierte así en un vehículo para mostrar una Argentina casi escondida de la mirada de sus gobernantes.