Norman Oppenheimer es un tipo extraño. Vive de aprovechar contactos, revolear supuestas influencias y hacer pequeños favores. Dice que conoce a alguien que conoce a alguien. Una especie de chanta, con bastante de patético, cuya vida cambia en el momento en que uno de sus "amigos" se transforma en primer ministro israelí.
El director Joseph Cedar construye, en torno de su personaje, una especie de cuento parábola acerca de los pequeños hilos que tejen grandes entramados. Y si su película, con un tono y un ritmo algo extraños, funciona, es gracias a la extraordinaria actuación de Richard Gere. En sus gestos discretos y su tono de voz entrador está el corazón de la peli, el de un tipo al que cuesta querer, pero acompañamos con fascinación.