La vieja distinción filosófica entre ser y apariencia poco contribuye en nuestro tiempo para conocer la identidad de alguien. El perfil, el currículum, el avatar, la tarjeta de negocios, que siempre es personal, compendian un semblante, una forma de ser y estar en el mundo que se ha impuesto como tantas otras prácticas que, a la luz de la razón, parecen naturales. Para el héroe trágico del nuevo filme del cineasta Joseph Cedar, la tarjeta personal es mucho más que una vía de presentación: el nombre impreso en un minúsculo papel garantiza el reconocimiento.