Richard Gere vuelve a la pantalla grande para ponerse en el papel de Norman Oppenheimer, un fixer, es decir, una asesor de negocios de poca monta que presume conocer gente importante para conseguir conexiones y realizar favores. Un día establece una relación con Micha Eshel, un joven político israelí, que en ese momento no tiene mucho peso, pero que luego de tres años se convierte en Primer Ministro. Será entonces cuando la vida de Norman cambia drásticamente, tanto para bien como para mal.
Para hablar de “Norman”, film del israelí Joseph Cedar, debemos mencionar indudablemente a su protagonista, Richard Gere, que nos ofrece un papel al que no acostumbramos ver, de una manera impecable. No es el galán de la historia, sino todo lo contrario, es un personaje misterioso, del cual después de dos horas no conseguimos conocer en profundidad. Es bastante patético, pero no parece molestarle, ya que está dispuesto a todo. Tampoco hay que dejar de lado a un talentoso elenco compuesto por Lior Ashkenazi, Steve Buscemi y Michael Sheen.
Esta falta de definición del personaje también lo vemos en la historia, que no termina de enmarcarse dentro de ningún género determinado. Es una comedia satírica, es un drama; o básicamente es una mezcla entre ambas.
La trama está estructurada en diversos actos cual obra teatral, se toma su tiempo para desarrollar los personajes y tal vez es todo lo que termina haciendo el film, generando la sensación de que dos horas de metraje es un poco excesivo. Por momentos el argumento se siente algo reiterativo, incluso al centrarse más en los diálogos que en las acciones, el ritmo que presenta la cinta es un poco pausado, acentuando esta falta de dinamismo.
Algo interesante para destacar son los recursos narrativos que utiliza el director, que ayudan a que la trama no se plasme de forma convencional en pantalla, sino que le da un valor agregado al relato. Ejemplo de ello es situar a dos personajes que distan de sí en cuanto al espacio, en un mismo escenario, aunque solo estén conectados telefónicamente.
En cuanto a la temática, se abordan cuestiones políticas nacionales e internacionales, económicas, religiosas, como también lo llamado networking, esta importancia de estar conectado con figuras poderosas.
En síntesis, “Norman” se sostiene por la gran labor realizada por Richard Gere y algunos recursos narrativos interesantes que mantendrán la atención del público. Un film que cumple pero que no sobresale.