Nosilatiaj. La Belleza

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Noble afirmación de la identidad

Con sorprendente dominio del lenguaje cinematográfico, la debutante Daniela Seggiaro, logra un relato en que el contrapunto entre la narración lineal y la evocación casi lírica, logran un ensamble rico y fluido.

Un hogar de clase media baja en un pueblo del Chaco. Varios chicos, la mayor, a punto de cumplir los quince. La madre dedicada a la casa y a la explosión de tantos chicos, siempre listos para hacer travesuras. El marido, un poco reticente al trabajo, despreocupado y dispuesto a desaparecer por alguna nueva posibilidad de trabajo. Y también está Yolanda, la criada wichi, apenas adolescente. Callada, paciente, recordando y a veces recibiendo la visita de algún pariente tan callado y paciente como ella.
Yolanda habla como una criolla, pero en el recuerdo, con la familia, en wichi, su idioma natal. Y su recuerdo es la Naturaleza, el agua, la selva, la tierra, los pájaros, el sol y la luna. La necesidad la tiene anclada a Sara y sus chicos, siempre atendiéndolos por unas monedas. Algo la sacará de ese casi marasmo, cuando su identidad rebrote y diga basta.

BUEN ENSAMBLE
Filme sobre la intolerancia, sobre el resquebrajamiento de la identidad. Sobre los límites y la frágil frontera que separa dos pueblos.
Con sorprendente dominio del lenguaje cinematográfico, la debutante Daniela Seggiaro, logra un relato en que el contrapunto entre la narración lineal y la evocación casi lírica, logran un ensamble rico y fluido. Historia real recibida por la directora de su madre antropóloga, Seggaro logra, con mínimos recursos, un tiempo a veces moroso y pocas palabras, mostrar la distancia de culturas diferentes y acertar con un relato mínimo.
Un hecho aparentemente menor, como el corte de una cabellera, muestra el frágil límite de códigos enfrentados y el seguro pase hacia la intolerancia.