La película comienza con el primer plano de unas flores depositadas en un jarrón. En ese momento, la voz en off de la directora, la cordobesa Julia Pesce, irrumpe y quiebra la diégesis contándole al espectador un sueño en el que ella armaba un ramo de flores, y cómo este acto que se repite en el tiempo le hace recordar otras mujeres.
“Nosotras · ellas”, la ópera prima de Pesce, es, justamente, un documental que retrata sus actividades cotidianas: un festejo de navidad, un cumpleaños, el baño a una tía abuela con Alzheimer, un día de campo en el que se discute el nombre de su futuro sobrino, instancias episódicas de su vida en relación con las mujeres de su familia.
El registro en cámara en mano y la forma –no ser parte de la acción, el uso de planos fijos, las elipsis- en la que se cuentan estas vivencias remiten a los documentales de la realizadora japonesa Naomi Kawase, en los que retrata a su familia -“Katatsumori” y “Ten, Mitake” son ejemplos de su extensa filmografía-. Ambas directoras conjugan el lenguaje cinematográfico con sus experiencias como si fueran diapositivas (¿O por qué no fotografías?) familiares en movimiento. Sin embargo, Pesce no se detiene en los conflictos familiares, como si lo hace Kawase, pero sí toma la nostalgia –dos muertes representadas en fuera de campo con la pantalla negra y una voz en off que describe, con economía y sutileza, acciones habituales de las difuntas- y la extrañeza de un embarazo, luego transformado en júbilo por el nacimiento, como los ejes principales de la narración.
Llama la atención que en la película los hombres aparezcan sólo como parte de la puesta en escena. La directora señaló en una entrevista que esta decisión “… no fue una censura (…) sino que en realidad es así las vidas de ellas: los hombres no están presentes (…) Actualmente no tienen pareja o esposo por diferentes motivos”. Esta resolución da cuenta que el documental no detenta contra sus protagonistas, sino que se detiene ante el latente ciclo de la vida para observar, sin prejuicios, sus (re)acciones ante los avatares de lo cotidiano.
Puntaje: 4/5