Hay una calificación muy utilizada en los últimos años con la cual no concuerdo: "nuevo cine Argentino".
Entiendo (quiero creer) que la intención es la de separar, o segmentar, el séptimo arte hecho en nuestro país en términos de análisis histórico. En este punto la mayoría concuerda que “Mundo Grúa” (1999) hace las veces de piedra fundamental del término en cuestión desde aquel año a esta parte. Producción independiente, hecha con dos mangos, muy cerca del cine de autor, etc.
Todo esto es muy subjetivo, y en todo caso es imposible hablar de etapas del cine sin contextualizar el marco político, social y económico que, en definitiva, es el que termina por influir directamente en cualquier arte, época, y país del mundo. Para colmo, hay muy pocas producciones nacionales por año que obedecerían a parámetros de cine-industria, el resto parece caer dentro de una bolsa de gatos (es una expresión) en la cual conviven Lucrecia Martel y Diego Rafecas, por poner dos ejemplos opuestos cuando se trata de concebir una obra cinematográfica.
Así, el espectador se confunde espantosamente a la hora de darle una chance a lo nuestro, y a esta altura resulta muy difícil actuar como guía. ¿Cómo orientamos a alguien a quien, por ejemplo, la mayoría de los más de cien estrenos argentinos le pasaron desapercibido por prejuicios propios, escasa distribución y difusión, falta de salas, etc.?
Todo esto expresado para presentar y tratar de defender desde esta posición a una producción muy interesante como “Nosotras sin mamá”.
Empecemos por decir que Eugenia Sueiro hace su debut en el largometraje con una obra muy jugada en varios aspectos, a saber: la decisión de rodarla en blanco y negro; la teatralidad de las actuaciones y de los espacios; la poca presencia de la estructura cinematográfica clásica (introducción, desarrollo, culminación, desenlace). Sin embargo, estos factores no impiden disfrutarla. Por el contrario, la realizadora encuentra una manera hábil para transitar un andarivel tan poco común como difícil de abordar a la hora de experimentar en el séptimo arte: generar interés por lo que sucede.
Teresa (Eugenia Guerty) Amanda (Vanesa Weinmberg) y Ema (Nora Zinski) son tres hermanas que se reúnen en la casa materna luego de la muerte de esta (acá es donde la falta de color le da un marco de luto). La idea (sobre todo de una de ellas) es decidir qué van a hacer con la propiedad, lo que funciona como disparador para que Eugenia Sueiro comience a construir un universo minimalista en el que sus criaturas transitan las relaciones familiares, el "deber ser" afectivo y el conflicto de intereses humanos.
La dirección de arte, y los objetos, son tan importantes como lo es cada plano en el que alternadamente una de las hermanas (la que plantea la situación) se separa de las otras dos.
Como dijimos, el gen de la obra es el teatro, pero Sueiro sabe qué elementos utilizar para construir cine de manera tal que, a medida que vamos conociendo a estas mujeres, percibimos que el texto cinematográfico es tan o más importante que los diálogos. No parece haber un sólo plano que no haya sido cuidadosamente pensado, aunque quizá la escena con un cerrajero (en off) suene descontextualizado, pero no hace a la cuestión.
“Nosotras sin mamá” es una producción cuyo objetivo pasa más por una mirada introspectiva que por definir un desenlace concreto. Está bien así. Después de todo ¿Quién puede darle cierre a la relación entre hermanos?