Una madre recibe en una comisaría las pertenencias de Alexis, su hijo de 22 años, cuyo cuerpo fue encontrado en la intemperie por un hombre montado a caballo. Mientras se realiza la investigación correspondiente para determinar cómo murió, la autopsia y el funeral, deberá permanecer con su hijo menor en aquel lugar.
«Nosotros nunca moriremos» es una película que habla sobre la pérdida y el duelo, a través de la mirada de una madre que debe vivir con este hecho impactante e inesperado y de un hermano menor que no termina de comprender del todo lo que sucede una vez que partimos. Pero también la cinta propone conocer, nuevamente, la identidad de un ser querido que hizo su propio camino, alejado de su pueblo natal, donde su familia profundiza más en su trabajo, su noviazgo, su departamento y los lugares que frecuentaba. Es una forma de estar cerca de alguien que ya no está para poder sanar heridas y transitar ese duelo.
El presente se va mezclando con el pasado de una manera sutil y natural, sobre todo cuando los personajes realizan este recorrido por la vida de Alexis, donde nosotros como espectadores también podemos tener un mejor contexto sobre quién era este joven y por qué pasó lo que pasó.
El silencio que predomina en la mayoría de las escenas por sobre los diálogos, el ritmo bastante pausado, la fotografía con paisajes amplios, desiertos y solitarios, y el sonido de la naturaleza, logran crear ese clima de pueblo estancado, vacío, melancólico, donde las cosas no pasan y todos tienen una única rutina. Algo que se asemeja demasiado a lo que uno vive cuando transita una tragedia. Un lugar en constante duelo, que se contrapone con la simpatía y la solidaridad de sus habitantes que sin ser demasiado demostrativos o caritativos buscan ayudar a los protagonistas en su camino.
Romina Escobar como la madre y Rodrigo Santana como el hijo menor plasman muy bien sus emociones en pantalla, las cuales al principio están más contenidas y poco a poco las van dejando fluir. Para ella significa lidiar con una pérdida inusual y para él romper con la inocencia de ese niño que fue para dar paso a la adultez.
En síntesis, «Nosotros nunca moriremos» nos ofrece una película que habla sobre el duelo y la angustia, a través de una historia sensible pero sutil, que no presenta demasiado revuelo a la hora de transmitir sus emociones. Al igual que ese pueblo sencillo, estancado y vacío los protagonistas deberán transitar un nuevo camino para sanar y crecer.