El hartazgo de estar siempre con la misma pareja se repite infinidad de veces. Si, luego de 35 años de matrimonio no hay nada en común, ni siquiera buenos sentimientos hacia el otro, no queda otra opción que separarse, aunque la determinación sea tomada en forma unilateral.
Es el proceso que transita una mujer de más de 60 años, Simone (Catherine Frot), cuando se decide finalmente dejar a su marido Gilbert (Daniel Auteuil), cansada de su destrato y de una personalidad cada vez más complicada, cerrada y orgullosa, mucho más cercana a la de un anciano cascarrabias que a la de una persona activa y vital.
Ambos son de una clase media baja, con deudas. Tienen una hija separada y un nieto que hace mucho no ven. Pero viven en un lugar privilegiado de la costa francesa y son amigos de Etienne (Bernard Le Coq) que, luego de sufrir un ataque cardíaco, se dedica a vivir la vida con intensidad. Eso incluye ser el amante de Simone y es por él que abandona a su esposo. La amistad entre ellos data de hace décadas, incluso Gilbert intuye que su mujer lo engaña con su amigo, pero lo que no pudo tolerar es que se vaya con él. Aquí está el disparador del conflicto dirigido por José Alcala.
El film está abordado desde la comedia, aunque bien podría ser un drama muy profundo. Porque, a la fuerza, Gilbert intenta por todos los medios convencerla para que vuelva a casa, tampoco puede odiar a su amigo y, por si fuese poco, su hija le envía al nieto Térence (Solam Dejean Lacréole), con rasgos africanos, para que lo cuide un tiempo. Ellos tres se embarcan en una suerte de road movie disparatada, en la que recorren distintos puntos turísticos mientras buscan a Simone, y ella, mientras tanto, entabla una relación con un hombre mucho más joven. De este modo, se siente rejuvenecida al convertirse en el objeto de deseo de tres hombres al mismo tiempo.
El relato tiene ritmo, algunas melodías, muchos enredos, y hermosos paisajes. El guión trastabilla al comienzo, cuando describe ciertas situaciones y las características de los personajes, pero luego, endereza el rumbo y se transforma en una película agradable, sin demasiadas pretensiones, sólo para pasar un buen rato y nada más.