Nosotros tres requiere una suspensión de la incredulidad digna de Avengers. Película de enredos en la que los personajes giran –literalmente– sobre su propio eje sin encontrarse, esta vetusta comedia romántica dirigida por José Alcala opera como recordatorio al público en edad jubilatoria que siempre es posible seguir adelante para darse un último gusto.
Gilbert -un Daniel Auteuil al que le sienta mejor la introspección de los dramas sobre burgueses intelectuales que las comedias gritonas y gesticulantes- vive junto a su mujer Simone (Catherine Frot) en una apacible zona rural francesa. Envueltos en una crisis económica devenida en emocional desde hace años, ella nunca ha logrado concretar su negocio propio, y sostiene un amorío con su vecino Étienne (Bernard Le Coq), que a su vez es uno de los mejores amigos de Gilbert.
El problema es que Simone está harta no solo de su marido sino también de su vida en general, lo que incluye también a su amante. Como consecuencia de esa insatisfacción inicia un escape que pondrá a ambos hombres tras su búsqueda.
La de Alcala es una de esas películas donde lo sutil brilla por su ausencia, desde sus personajes sin matices pasando por situaciones cómicas vistas varias veces antes. Todo es apenas una excusa para redondear una fábula bastante obvia sobre la vejez, el deseo y la búsqueda de cumplir esos sueños pendientes.