La figura del doppelgänger ya es considerada todo un clásico dentro del vasto universo del terror. Originarios de las leyendas del folclore nórdico, estos gemelos malvados han sabido protagonizar reconocidos relatos de autores clásicos como Edgar Allan Poehasta José Saramago. Por supuesto, la narrativa audiovisual también se ha encargado de sacarle el juego a los doppelgängers tanto en el cine como en la TV, siendo el director David Lynch y su apodada “madre de todas las series”, Twin Peaks, uno de sus mejores exponentes, aunque la temática de desdoblamiento y el dualismo de la condición humana se encuentran plasmados en casi toda su obra.
Tras varios años en los que el género dejó notablemente de apostar por el amplio abanico de reflexiones y alegorías que ofrece el mundo de las sombras, el galardonado cineasta neoyorkino Jordan Peele, la nueva gallina de los huevos de oro de la industria, ha decidido tomar el guante y lanzarse de lleno con Nosotros, su segunda película que introduce a los dobles malignos con el fin de desnudar la cara invisible de un sistema inhumano.
La historia comienza en 1986 en la ciudad balnearia de Santa Cruz, California, donde vemos como la cámara sigue a una pequeña niña mientras se divierte en un parque de diversiones costero junto a sus padres. En un momento dado, la niña con camiseta de Thriller y manzana confitada en mano se aleja de sus tutores y termina en la desértica Casa de los Espejos, resultando victima de una experiencia traumatizante que se funde en su inconsciente por décadas. El film da un salto temporal hasta nuestros días para presentarnos a una Adelaide (Lupita Nyong’o) ya adulta que parece haber superado con creces aquel misterioso suceso. Ahora, ella y su familia, su esposo Gabe Wilson (Winston Duke) y sus dos hijos Zora (Shahadi Wright Joseph) y Jason (Evan Alex), se dirigen a la casa de la infancia de Adelaide para pasar sus vacaciones y desconectarse de los problemas junto a una pareja amiga, el matrimonio Tyler (Tim Heidecker y Elisabeth Moss) y sus dos hijas gemelas. Sin embargo, la alegría y la paz veraniega se ve alterada cuando unos visitantes no deseados irrumpen en lo profundo de la noche, dando rienda suelta a una demencial pesadilla que hará que la familia se enfrente a su peor enemigo: ellos mismos.
Mientras que en su inquietante opera prima, ¡Huye! (2017), el director dejaba plasmado el conflicto racial oculto que subsiste en la sociedad estadounidense post progresismo, esta nueva sátira social de terror juega con los conceptos de unidad, otredad y alteridad con el objetivo de reflejar la cruda realidad de un sistema y una nación salvaje, que excluye y condena a los menos favorecidos a la marginalidad al mismo tiempo que intenta eclipsar a su clase media bajo los ideales utópicos delAmerican Dream. En Nosotros, el Otro es aquel que ha crecido a nuestra sombra, en un submundo repleto de carencias. Es un Otro que se ha construido por oposición a lo que somos y lo que tenemos, dos cuestiones indivisibles bajo una sociedad consumista capitalista. Incitados por un descarnado resentimiento y el eterno anhelo de reconocimiento como ciudadanos norteamericanos, aquellos doppelgängers han decidido emerger de sus túneles para ocupar aquella tierra de oportunidades que les ha sido negada desde un principio.
La película de Peele logra un prometedor arranque creando toda una atmósfera asfixiante de tensión y terror psicológico que homenajea a clásicos como Night of the living dead (1968), Jaws (1975), The Shining (1980) e incluso al famoso videoclip de Thriller de Michael Jackson. Sin embargo, una vez que los dobles de los Wilson consiguen usurpar la propiedad y someter a la familia, la profundidad narrativa y visual se ve empañada por un largo y banal enfrentamiento que combina el género home invasión con una suerte de apocalipsis zombie. Entre sobreexplicaciones, recursos narrativos para nada sutiles y situaciones ilógicas que los personajes llevan a cabo sin ningún motivo, el suspenso se va desinflando y el interés decae rápidamente. No es hasta su tercer acto que las metáforas y las topologías vuelven a llenar de sentido de la cinta, aunque nuevamente los dispositivos resultan demasiado previsibles al igual que su giro final.
Si hay algo que no se le puede objetar aNosotros es el inmejorable talento actoral. Nyong’o es la protagonista absoluta de esta cinta de terror y quien trasciende la pantalla gracias a su performance soberbia y cautivadora. Su doble papel se alza como el más relevante de la historia, puesto que Red, como ha sido bautizada su doppelgänger, es la única de estas criaturas subterráneas que puede hablar y la encargada de contar a la familia y a los espectadores la historia de su grupo. La diversa filmografía de Lupita da cuenta de la versatilidad que posee esta actriz y aquí lo deja claro una vez más, dotando a ambos personajes de sentimientos tan maternales y frágiles como de una personalidad aguerrida, siniestra y grotesca. Por otro lado tenemos a Duke, quien ejerce un excelente trabajo como el padre hacedor de bromas, brindando al público los mejores momentos de comedia. En cuanto a Moss y Heidecker, sus roles como el matrimonio adinerado y superficial que genera la envidia de Gabe no es quizás de los mejores secundarios, aunque hay que admitir que la actriz de The Handmaid’s Taleconsigue una brillante y maníaca actuación en la piel de su doble maligno.
La adecuada fotografía en tonos rojos y oscuros, los planos minuciosos y la música envolvente y siniestra a cargo deMichael Abels, con quien Peele ya había trabajado en su anterior film, son de lo más destacado dentro del género y justifican enteramente su visionado en la gran pantalla. Cabe resaltar también como el director logra imponer su estética personal a través de diversos elementos, como los característicos overoles colorados y las tijeras que lucen los villanos del film, los conejos del mundo subalterno y otras figuras que aquí son utilizadas a modo de simbolismo.
Nosotros no es la obra maestra del terror moderno que tanto se ha empeñado en publicitar la crítica norteamericana. Es evidente que Peele posee ideas inteligentes y un discurso político insurrecto y crítico que por momentos nos hace fantasear con un John Carpenter de las nuevas generaciones, sin embargo, las buenas intensiones se ven frustradas por una representación que lamentablemente resulta mucho más trivial que lo que en realidad se pretende contar.