El miedo a lo inexplicable o a lo desconocido es una de las formas más comunes que presenta el terror. Es por ello, que la literatura, la cinematografía y el arte en general suelen utilizar el concepto de Doppelgänger con bastante frecuencia, ya que representa uno de los ejemplos más interesantes de lo enigmático e impenetrable. La cuestión del doble fantasmagórico viene del folklore y las leyendas nórdicas/germánicas, donde desde un principio ver el duplicado o la sombra de uno mismo era un augurio de muerte. Generalmente, el doppelgänger comprende un gemelo malvado, un opuesto exacto de uno mismo que viene a alterar y ocupar el lugar del bueno.
Nada más terrorífico e intrigante que lo oscuro, lo ominoso en la figura de uno. Algunos dicen que esto representa nuestro costado más primitivo, el reflejo de nuestro subconsciente y otras cuantas deliberaciones más, lo cierto es que es un terreno sumamente atractivo para cualquier cineasta. Jordan Peele, tras el rotundo éxito comercial y artístico que significo “Get Out” (2017) con su pequeño presupuesto de 4.5 millones de dólares y cosechando más de 255 al mismo tiempo que se alzaba con el galardón al Mejor Guion Original en la entrega de los Oscars, decide inmiscuirse en el territorio de los dobles mediante “Us” (título original), una cinta que sigue en sintonía con la anterior pero esta vez no profundizando tanto en el conflicto racial sino más a la sociedad norteamericana y la fiebre publicitaria/consumista ávida de alcanzar el sueño americano cueste lo que cueste sin medir consecuencias, el pasado esclavista de la Nación y otras cuestiones relacionadas. Peele demuestra toda su pericia para realizar un relato potente y cargado de suspenso, horror y al mismo tiempo de sátira y comedia. El ritmo narrativo que logra alcanzar la obra es avasallante y su primera mitad es de lo mejor que se pudo ver últimamente en términos de thriller psicológico en la pantalla grande. Ahora bien, quizás lo que sufre este nuevo opus del director afroamericano es que en esta ocasión se le ven más los hilos y los recursos narrativos que utiliza. El film sigue la misma estructura o fórmula de “Get Out”, con tramos y puntos de giro bien marcados que parecen presentarse exactamente en el mismo lugar y de la misma forma que en el relato anterior.
Todo esto no quiere decir que la película sea mala ni mucho menos, pero sí que algunos aspectos son esperables y predecibles como el giro del final. Igualmente, el film compone un thriller psicológico trepidante e intensamente disfrutable, el cual no dará respiro durante sus dos horas de duración. Su ritmo y atmósfera opresiva mezclada con ciertos momentos de alivio cómico hacen que la película sea una experiencia gratificante, a pesar de que algunos mecanismos sean claramente observables.
Yendo a lo puramente narrativo, el largometraje cuenta la historia de Adelaide Wilson (Lupita Nyong’o), una mujer que vuelve al hogar de su infancia en la costa junto a su marido, Gabe (Winston Duke) y sus dos hijos para una idílica escapada veraniega. Después de un tenso día en la playa con sus amigos, Adelaide y su familia vuelven a la casa donde están pasando las vacaciones. Cuando cae la noche, los Wilson descubren la silueta de cuatro figuras agarradas de la mano y en pie delante de la vivienda. Cuatro figuras que resultan ser los dobles de ellos.
El comienzo y todo el proceso de construcción del suspenso es tremendo, en especial con ese aire de película del estilo “Home Invasion”, donde nos recuerda un poco a “Funny Games” de Michael Haneke y luego va virando un poco al estilo de “The Shining” de Kubrick. De hecho, el film está repleto de referencias a otras películas del estilo y a la cultura pop en general (“Jaws”, Thriller de Michael Jackson y la mística atracción de feria que recuerda a “Big” con Tom Hanks como para poner algunos ejemplos). Otro de los fuertes de Peele es su poder para crear una estética y una iconografía tan marcada. Las tijeras, el vestuario de los personajes, los conejos, son todos índices e íconos de lo que va acontecer más adelante en la película; y esto no solo se da en el plano visual sino que en el ámbito sonoro también ocurre algo parecido con la angustiante música de Michael Abels con quien el director ya había trabajado en la cinta anterior.
Por otro lado, a nivel interpretativo no hay nada que objetarle al relato, ya que Lupita Nyong’o redondea una actuación enérgica, inspirada e intensa que se amalgama muy bien con la composición de Winston Duke que está un poco más orientada a la comedia que al drama. Los niños, Shahadi Wright Joseph y Evan Alex también brindan grandes trabajos con sus personajes, en especial en sus versiones malvadas, y también cabe destacar a Elisabeth Moss, que aunque su participación es bastante acotada, resulta ser significativa en un nivel más profundo de sentido de la narración.
“Nosotros” es otro trabajo relevante y entretenido de Jordan Peele que nuevamente se destaca en la dirección y en la acertada mixtura entre la comedia y el terror. Si bien en esta ocasión falta un poco la sorpresa y se ven más los dispositivos/recursos que utiliza, su pulso para el suspense, el comentario irónico y el estupendo trabajo del elenco logran elevar el trabajo del director por sobre sus pretensiones.