El renombrado cineasta Jordan Peele adquirió reciente relevancia cinematográfica gracias a un par de hitos que lo colocaron como una de las figuras más destacadas del cine afroamericano contemporáneo. Luego de debutar tras de cámara con la cinta de terror “Get Out” (2017, ganadora del Premio Oscar al Mejor Guión Original), acompañó a Spike Lee en labores de producción para el exitoso film “Infiltrado en el KKKlan” (2018).
En el presente ejercicio de terror titulado “Us”, Peele retorna al género que le proveyera carta de presentación mundial, gracias a la absorbente y enigmática “Get Out”, un elaborado relato cuya atmósfera ominosa dejaba filtrar una ácida critica social que involucraba el racismo, la lucha de clases, la esclavitud y la corrupción política como males endémicos de una nación cuya realidad (aquella que conviene ocultar ante los ojos del mundo) equivale a un espeluznante cuento de horror, desdicha e injusticias. Aqui, en “Us”, Peele apuesta a la misma formula pero redoblando la apuesta y consiguiendo un dispar resultado.
Llevando la truculencia a límites insospechados, se nos sumerge en la profunda malicia de un relato que se vale de la alteración temporal (va y viene en flashbacks desde mediados de los ’80 hasta nuestros días) para revelar el secreto que activa el desarrollo de una trama que, al igual que su antecesora, surcará escenarios dantescos, se plagará de metáforas anunciando simbolismos con connotaciones sociales y se volverá gore y retorcida hasta el exceso, con tal de complacer la aguda y nada consecuente mirada de un estandarte del nuevo cine de autor.
Ambientada en las paradisíacas playas californianas este descanso soñado para la ‘familia modelo’ se convertirá en la peor de la pesadillas, al tiempo que descubrimos quien es -verdaderamente- el auténtico intruso. Recreando con sadismo la invación a la privacidad figurada por Michael Haneke en “Funny Games”, Peele peca de exceso, es cierto, pero el innegable frenesí que provoca su obra revitaliza un género sumido en el hastío repetitivo.