Adaptarse o no, ¿esa es la cuestión?
Los Mars son una familia disfuncional: padres separados y dos hijos adolescentes medio freaky que no respetan al padre. Philippe tiene 49 años y un buen trabajo, es paciente y comprensivo. Hasta que los chicos, un compañero de trabajo psicótico y una amiga sociópata le dicen que su vida es un desastre, y ese desastre consiste en que está sobreadaptado: cumple con responsabilidad con todos sus deberes cívicos y familiares.
Ese zoológico -sus dos hijos, la pareja (el hombre en un momento le corta una oreja con un hacha y Philippe lo disculpa), más el perro de su hermana y las ranas que rescata el hijo de la escuela- se instalan en su casa. Cree que puede mantener todo bajo control, hasta que comprende que tal vez no sea posible. El director Dominik Moll, también autor del guión, describe con fluidez y en tono de comedia provocativa el conflicto generacional de un padre “anclado en el siglo XX”, como le dice su hija en referencia a sus valores heredados de una generación anterior -respeto, solidaridad, esfuerzo- e hijos con necesidades satisfechas y otros intereses que van del vegetarianismo hasta el esfuerzo, pero para “no tener que limpiar el propio piso”.