En esta película de Paolo Virzi, un hecho policial, encuentran muerto en el rio Tiber a un renombrado productor del cine italiano y los sospechosos son tres aspirantes a guionistas, el ganador y los finalistas de un concurso famoso. Llevados a la central de policía, rememoraran una noche agitada, la excusa para repasar el final de una época de oro del cine italiano. El mismo director contó que se le ocurrió la idea mientras asistía al funeral de Ettore Scola. En el guión de Francesca Archibugi y Francesco Picolo aparecen los grandes nombres de Monicelli, Risi, Scarpelli, Fellini está terminando de filmar “La voz de la luna”. Se habla de los grandes actores, Vittorio Gassman, Marcelo Mastroianni, actrices como Silvana Mangano, Sophia Loren y Ornela Mutti. Y enormes directores como Bertolucci, Visconti, Pasolini. Los participantes del concurso Solina se ven arrastrados en un recorrido caótico, exactamente la noche en que por penales Argentina dejo afuera a la selección italiana en el mundial de l990. Y todo tiene como fondo el tema del mundial más inspirado, que le da título a la peli. En un recorrido que hace recordar a la “Doce Vita” de Federico, los jóvenes aspirantes a guionistas saltan de un estudio a otro y frecuentan un mundo de genios y estafadores, de escritores fantasma que escriben sin parar para que otros utilicen su nombre y terminen filmando películas geniales o les roben su talento y dinero. Un tránsito para el que hace falta un público que entienda las referencias, que sepa de ese cine genial y ese estilo único. Se discute, se teoriza, se le da un supuesto adiós a una época dorada. La ceremonia que exorciza esa época, necesita a memoriosos. Es más un homenaje para entendidos en el marco de una historia que peca de ingenua como soporte melancólico de una gloria pasada.