El director italiano Paolo Virzì no se anda con chiquitas. En línea con El capital humano, en la que se proponía indagar en las zonas más oscuras de la clase alta del país con forma de bota, con Notti Magiche propone una aproximación doble: el fin de una era cinematográfica y el inicio de una cambio social, todo en el contexto del Mundial de 1990.
En medio de la desazón por la derrota de la selección local ante el equipo de Maradona, un auto cae al río con el cadáver de un reputado productor dentro. Los principales sospechosos del crimen son tres jóvenes guionistas finalistas de un concurso, quienes narrarán ante la policía todo lo ocurrido durante la última semana.
La ubicación de la acción en un marco audiovisual le permite a Notti Magiche incluir múltiples guiños a la historia del cine italiano y a sus máximos referentes, en una aproximación no exenta de humor e ironía ante el cambio generacional producido en esa época. Cine dentro del cine, podría pensarse. Pero la película es también una commedia all’italiana plagada de diálogos veloces y enredos de diversa índole, además de varios comentarios sociales que abordan la coyuntura de los ’90.
No todas situaciones funcionan bien y, por momentos, los mecanismos del guión se notan forzados. Sin embargo, Notti Magiche se erige como una propuesta simpática y atractiva, a la vez que un homenaje a un tiempo y a una forma de hacer y pensar el cine que se fue para ya nunca más volver.